Un día cualquiera, Santa Marta y su expandido Departamento de Magdalena, vieron bajar de sus nubes una narrativa compuesta, consistente en atender hechos que pertenecieron a tiempos distintos y que el posicionador llamó LOS DE ANTES; para referirse a poderes tradicionales que dictaron decisiones desde el núcleo de sus administraciones de turno. El mismo narrador llamó LOS DE AHORA, a otro sector al que le atribuyó características mesiánicas con el firme propósito de distinguir entre malos y buenos. Tiempo después, el tiempo le alteró los tiempos.
La versión breve de la historia cuenta también que ese momento y su inefable sabiduría, señalaron que el asunto no pasaba simplemente por determinar y entender el acierto o no de unas decisiones que se tradujeran en las bondades del servicio público y que en su momento se usaran como motor emocional para cautivar los votos necesarios y para lo que terminó siendo triunfo electoral por más de doce años, y que alcanzó incluso, para sumar el residuo de un gobierno veranero.
Especialmente Santa Marta, próxima a cumplir 500 años de fundada, observa de cerca los liderazgos políticos encabezados por Carlos Pinedo Cuello, una especie de Atila provincial, quien gobierna como LOS DE AHORA o como LOS DE ANTES – sin importarle la temporalidad – y que asocia sus alcances con determinación y seguridad pasmosa. Liderazgo que trajo a sus propósitos al más fuerte de los representantes del empresarismo de esta parroquia universal: Juan Carlos Dávila Abondano, una especie de patriarca de una generación que entendió la producción de lo privado desde los vericuetos de la política.
Hoy, Pinedo y Dávila, no solo rompen aquel postulado lírico y romántico que se vistió de progresismo, sino que unidos en equidad de poder, le hacen osmosis a los comportamientos electorales de estos tiempos. Un amago de colofón, nos permite señalar que los creadores de aquella narrativa cargada de necesidades artificiales y de emociones subordinadas, se marcharon seguramente a descifrar sus reveses y a soñar con las nuevas marcas que los conduzcan otra vez al poder. Un segundo segmento del colofón, permite al escritor de esta columna arriesgar su vaticinio que contiene un absolutismo: Pinedo y Dávila van por más, mientras que al creador de la ficción solamente se le permitirá soñar.
Del autor: Elkin Carbonó López es especialista en Comunicación Estratégica y Marketing Político y Magister en Derechos Humanos y Postconflicto. Se ha desempeñado como jefe de comunicaciones de la Gobernación del Magdalena en dos gobiernos y como Jefe de Comunicaciones de la Unidad Nacional de Protección; además de asesorar las comunicaciones estratégicas del Consejo Nacional Electoral y de la Defensoría del Pueblo.
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