Decálogo de errores en la visión de la Paz Total para la Sierra Nevada -Magdalena, Cesar y la Guajira-

Se parte del deseo universal por la necesidad de la pacificación de los territorios y la búsqueda continua de un mecanismo resolutorio que nos lleve al fin de estas cinco décadas recientes de violencia sostenida. Pero no todo tiene que estar permitido y no es un tema de palabra, como los viejos que la daban y eso se sostenía. No había que firmar documentos ni tampoco había testigos. Era un tema de honor y lealtad al principio elemental de la honestidad. Parece que al Estado se le olvidó que ese principio lo suprimió la violencia e incluso lo modificó y creó uno nuevo basado en el prototipo de la desconfianza y la letalidad a la hora de percibir un desequilibrio. Mátalo y después miramos si era inocente o no.
Las cadenas montañosas de la Sierra Nevada para los departamentos del Magdalena, Cesar y la Guajira, se convirtieron en epicentro del paramilitarismo desde el 2003, cuando fueron expulsadas las guerrillas del 19 frente de las Farc-EP y del ELN. Las Farc-EP., nunca han aceptado su derrota militar y culpan a las operaciones San Jorge, Conquista y Reconquista de venir asociadas con el paramilitarismo y sacarlos del territorio. Esto no es falso, como tampoco es falso que muchos de ellos vendieron su milicia para que fuera capturada y masacrada por el paramilitarismo. El resultado es una cadena de errores cuyos máximos perjudicados son los campesinos y los indígenas de las zonas rurales. Hoy las Farc-EP., no tienen posibilidad de regresar a la Sierra Nevada; el ELN., sí y esto se debe un poco al enfoque histórico y un relacionamiento diferente con los campesinos. Al menos estos últimos no vendieron ni entregaron su base social.
Volvamos al decálogo: los Decretos 2659 de 2022, para las ACSN., y el 2658 para las AGC., que fue firmado el 31 de diciembre y cuya vigencia está a un mes para terminarse y que plantean varias cosas que al parecer nadie tuvo en la cuenta.
El primero es la extensión de la vigencia. El decreto es claro: podrá ser prorrogado por el Gobierno nacional previa recomendación que en tal sentido realizará el Mecanismo de Veeduría, Monitoreo y Verificación. A un mes de terminarse este proceso no existe ninguno de los tres mecanismos y la primera pregunta es: ¿cómo se va a ampliar? O ¿qué va a pasar después de las 24:00 horas del día 30 de junio de 2023?
El segundo, son los protocolos que, si bien lo dice, tendrán un carácter reservado. El tema es que no están, no se hicieron y no existen y esto es fundamental para establecer reglas básicas que en estos cinco meses hubieran podido salvar vidas humanas.
El tercero y más importante, la suspensión de operaciones militares ofensivas y operativos policiales. Pero el decreto no dice que el 31 de diciembre todos tenían que salir de las montañas de las Sierra Nevada, como pasó y dejar víctimas con victimarios a la merced de quien está implementando terror. El Estado no puede renunciar a la labor constitucional de salvaguardar la vida de las personas. El Ejército debió quedarse, por lo menos para garantizar y establecer un tránsito seguro, en este proceso de los campesinos y de los indígenas y más cuando ya se habían dado combates entre grupo paramilitares, habían desaparecido personas, habían asesinados líderes campesinos y estaban en medio de una disputa territorial.
Dice también que la fuerza pública está obligada a dar estricto cumplimiento de la Constitución Política, la Ley, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos: ¿Dónde estaban cuando ocurrieron 4 masacres en la Guajira, 3 en el Magdalena y 1 en el Cesar? ¿Dónde estaban cuando mataron a Milton Rocha, Yeisson Jácome, Néstor Martínez, Albert Mendoza y Alfonso Medina? ¿A quién se le están protegiendo los Derechos Humanos? Parafraseando al profesor y doctor, Kay Ambos en un artículo sobre el caso Bin Laden en el que planteó: Los criminales, también son humanos. Como tales, tienen Derechos Humanos. Entre ellos se encuentran el derecho a la vida, a un trato humano, y a un proceso penal justo y esto se está cumpliendo, pero ¿Cómo se garantiza estos mismos derechos a otras personas que no tienen parte ni directa ni activa en el conflicto?
Cuarto, la representación de las organizaciones sociales. La Plataforma de Derechos Humanos de la Sierra Nevada es quizá la que mayor énfasis ha puesto y, también ha hecho monitoreo y seguimiento y no califica, pese a estar legalmente constituida y que goza de cierta credibilidad en el territorio y en cierto modo es un error que no lo hagan porque al Estado y a los actores armados les conviene una voz de denuncia y los dos pueden acreditar organizaciones. La Plataforma exigiría para sentarse en la mesa, información sobre personas desaparecidas, menores y protocolos que realmente puedan cumplirse. La búsqueda de la paz implica firmeza porque no todo está permitido y hay que implementar reglas para disminución urgente de delitos de alto impacto, como los homicidios, las amenazas y la extorsión y por supuesto exigirle al Estado garantías para todos.
Quinto, la coordinación con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, que se suscribe en una sola frase: no hay canales de comunicación.
Bueno, un decálogo no tiene que ser 10 cosas, pero sí un conjunto de normas básicas para un buen desarrollo. Lo importante de esto es que como sociedad civil no se puede seguir validando la violencia ni la hegemonía de los actores armados. Necesitamos pacificar el territorio y estamos dispuestos a tragarnos muchos sapos, pero también el Estado tiene que estar a la altura de las respuestas y las organizaciones criminales deben mostrar la voluntariedad de querer salir de este ciclo de violencia, pero como pocos les creen, hay que garantizar que las denuncias surjan y que se deje de estar matando gente. Es comprensible los muertos por la disputa, pero también es cierto que entre ellos mismos se pueden hablar, al fin y al cabo, tantos en las ACSN., como en las AGC., hay gente de alto nivel de comandancia y de toma de decisiones que viene de una cepa común: el Bloque Norte y se conocen entre sí.
Hay que demostrarle al país que se puede negociar. Pero para ello, hay que parar las masacres, hay que parar los homicidios, hay que parar la desaparición de personas. Hay que parar la violencia y aquí es donde se va a medir la grandeza de la voluntariedad que no han tenido.
Finalmente, hay que integrarnos y por ningún motivo vayan a tomar partido en el proceso electoral que se avecina, -abunda información de que los están buscando- y no aprenden y esto nos llevaría a otros problemas a futuro que van a debilitar más la democracia que hay que consolidar. No se les olvide lo que decía el gran Francisco Cabral: el hombre le hace caricias al caballo solo para montarlo y algunos políticos son jodidos, como también cierto ególatras enfermos que quieren controlar asesinos.
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