Por Horacio Serpa
Seguí por los medios de comunicación y por las redes sociales todos los maravillosos momentos que se dieron en las últimas semanas para consagrar la paz. Con Rosita los celebramos con enorme alegría. A veces me parecía que eran alucinaciones propias del proceso de recuperación por el que pasaba a raíz de la cirugía que me practicaron. Por fortuna era cierto que El Presidente Santos y sus asesores, con las comisiones negociadoras del gobierno y de las farc, le daban jaque mate a la guerra, en La Habana suscribían los convenios, y con el Congreso hacían el trámite del Plebiscito. Dentro de 8 días se firmará el Acuerdo de Paz en Cartagena. ¡Notable!
Es maravilloso. Muchas veces se buscaron tales acuerdos infructuosamente y por ello no resultaba fácil creerlo. Pero en esta oportunidad, con dedicación y esfuerzo, con compromiso, advertidos todos de la inutilidad de la confrontación, fue posible salir adelante. Es lo mejor, lo más conveniente, lo más profundo que en nuestra historia se ha hecho en favor de todas y de todos los colombianos.
Las personas que como yo vimos nacer el conflicto, cuando aún salía humo de las desgraciadas cenizas que nos dejó el insensato choque partidista que se libró a mediados del siglo XX, sufrimos el transcurrir de una lucha intestina de más de medio siglo, con sus resultados de muerte, de infelicidad y de ruina, que nada constructivo le dio a los colombianos. Al contrario, solo dolor y pobreza. Destrucción por doquier, división de la sociedad, odios, 250.000 muertos y casi 8 millones de víctimas.
Si se recuerdan estos deplorables resultados es para que valoremos mejor lo que se ha logrado y asumamos el compromiso de que nunca jamás vamos permitir que ocurran situaciones como las que nos han mantenido en contiendas violentas durante toda la época republicana. La violencia es lo peor. Pero para que no haya violencia se necesita crear un ambiente jurídico, social, económico y político en el que quepan los derechos de todos. En el que cada quien tenga atributos, oportunidades y garantías. Es lo que hoy tenemos por lección y por propósito.
El Plebiscito es una gran ocasión para mejorar todo. Si aprobamos lo acordado con un SI rotundo, le estaremos dando al país la oportunidad de que se renueve y cambie. Eso es en beneficio general y no se puede desaprovechar.
No importa que haya opositores; respetémosles su derecho a disentir. Aprovechemos esa actitud para luchar porque ellos también tengan la oportunidad de vivir en paz.
Mi dicha no tiene comparación. He gozado el hecho trascendental de la paz. Felicitaciones y gracias a todos los que la están haciendo posible, quienes nos enseñaron que si somos capaces de resolver nuestros problemas. Con las noticias de Cuba sobre la paz y los triunfos deportivos, el optimismo cubre a Colombia. Los jóvenes se han tomado el Plebiscito. Y Nairo nos ha requerido para que Colombia sea especialmente, deporte, amor y paz. ¡Extraordinario!
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