Por Horacio Serpa
Nadie nos tiene en cuenta para nada. No nos llaman, no nos buscan, no nos invitan, no piden nuestra opinión, ninguno se acuerda que en el Plebiscito pusimos más de seis millones de votos, lo que no vale un carajo para nadie. Somos menos que nada.
Toda la atención la reciben los que votaron por el NO. Por lo menos, los que se dicen sus voceros, que han terminado siendo muchos. Algunos son serios y reconocidos, otros aparecieron de pronto pontificando y alegando enorme representatividad, y otros son unos carajitos que se la pasan hablando de esta vida y de la otra “sin motivo ni razón”. De tantas propuestas, unas son válidas y respetables y otras son solo carajadas.
Los del SI, “ni suenan ni truenan”. Con el cuento de que los representa el gobierno han aparecido en todo este proceso, que ya va para largo, como un cero a la izquierda. Y pensar que el NO solo aventajó al SI por cincuenta y dos mil votos, es decir, el 0.3% de la votación. Hubo una victoria aritmética del NO y un empate político con el SI.
Con tan exigua ventaja, con un empate político tan de bulto, los carajos que apoyaron el NO mandan y desmandan en el propósito de hacer acuerdos a espaldas de las Farc, como si no fuera con ellos que firmó el Presidente Santos a la luz del mundo. A los del SI, olvidados, desamparados, inermes, desmovilizados, nos volvieron carajillo.
Es hora de hacer valer nuestros derechos. Los que votamos SI apoyamos sin condiciones el acuerdo que en Cartagena se firmó el día del susto de los aviones. Lo hicimos a conciencia, convencidos de que para los colombianos resulta imperioso poner fin a un conflicto violento y degradado que ha ocasionado millones de víctimas, atraso y pobreza general. Pedimos que sin más dilaciones, ahora mismo, se ejecute lo acordado. No se le puede amarrar conejo a las Farc ni al Presidente Santos ni a los del SI.
Nosotros votamos con seriedad. Sabíamos lo que hacíamos y seguimos firmes, dispuestos a lo que toque para que se acabe la guerra. Muchos otros se dejaron meter la mano de Juan Carlos Vélez Uribe en la boca y no se fijaron bien en lo que hicieron. Es lo que se asegura, con pruebas al canto.
Desde luego, lo mejor es el entendimiento y la conciliación. Ojalá se aprovechen estos días de cónclave para lograr acuerdos satisfactorios que eviten inconveniencias y dolores de cabeza. Ojalá las Farc estén bien dispuestas a aceptar modificaciones. No dudo que el gobierno representará adecuadamente las exigencias del NO.
Si no se hicieren cambios o solo se lograran en parte, el Presidente Santos y su gobierno deben acudir a la gente del SI, a la Constitución, a la beligerante democracia callejera, a la comunidad internacional, y ejecutar los Acuerdos, así haya que decirle a más de uno que se vayan a carajear a otra parte.
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