¿Por qué anda 'fuera del mapa' el excongresista Roberto Herrera?
De las extravagancias del excongresista magdalenense Roberto Herrera, que en época de elecciones retumbaron por todos los rincones de Pivijay y sus poblaciones vecinas en medio de las elecciones para que su hija, Valentina Herrera, resultara elegida diputada del Magdalena, hoy solo queda un silencio absoluto. Ni siquiera en las redes sociales, adonde el Congresista suele hacer constantes publicaciones de su día a día, hay rastro de él desde hace por lo menos un mes. ¿En dónde está el excongresista Roberto Herrera?
La respuesta a este inexplicable silencio está en el gigantesco escándalo de las libranzas que, desde hace un tiempo, viene creciendo como una lenta bola de nieve anunciando ser uno de los mayores descalabros financieros, en el que al parecer Herrera está enredado.
Así lo explica Primera Página, la agencia de noticias económicas de Colombia, medio que detonó la investigación sobre este espinoso tema:
“Jineteos”, “gemeleos”, “prepagos” y “empelotos” con libranzas: el papel de “El Loco” Herrera y Delvis Sugey
Parecen nombres de posiciones, dignos del Kamasutra, pero en verdad se trata de términos comunes en la jerga de los negocios financiero y bursátil. Al dedillo se aplicaron a las operaciones con libranzas de las que tanto se habla desde mayo cuando Primera Página destapó el escándalo Estraval. Un excongresista quien se ufana de ser amigo de desmovilizados de las AUC, y su esposa, – tristemente célebre por hacer parte de las IPS que presentaron reclamaciones engañosas al Fosyga tras la ola invernal del 2007 -, crearon un emporio de libranzas que hace agua y explica una parte, léase bien, sólo una parte de lo ocurrido en este affaire.
Por Héctor Mario Rodríguez
Primera Página – Agencia de Noticias -
Bogotá.- Hasta agosto de 2010 Roberto José Herrera Díaz, entonces representante a la Cámara, certificaba de su mismo puño y letra que no tenía actividad económica privada ni formaba parte en “sociedades económicas”.
Hoy, “El Loco”, como le dicen en Pivijay, Magdalena, es conocido como el magnate de las libranzas y controla un grupo (al menos siete) de las más conocidas originadoras (cooperativas y otras operadoras) en la Costa Caribe colombiana.
Guardadas todas las proporciones creó en los últimos siete años todo un “banco” que otorga créditos de libranza a empleados de gobernaciones y alcaldías, pensionados (Fopep – Colpensiones) y miembros de las Fuerzas Militares en Montería, Barranquilla, Valledupar, Sincelejo, Cartagena, Santa Marta, Riohacha y ciudades vecinas (los más caros préstamos de que tenga noticia).
Como dice el viejo adagio, que “detrás de todo hombre exitoso hay una gran mujer”, pues ahí está la tercera compañera de Herrera, madre del cuarto de sus hijos, Delvis Sugey Medina Herrera, quien, aseguran, es la verdadera mandamás del emporio financiero, y quien hace apenas una década vivía de “negocios” con empresas de salud (una historia sórdida).
Pero el “emporio de la libranzas” que crearon se encuentra hoy en el ojo del huracán y se apresta a enfrentar una dura guerra judicial pues es señalado por las comercializadoras Elite, Vesting, Plus Values, Tu Renta, Optimal, entre otras, como el culpable del “affaire” de las libranzas que está por convertirse en un fraude superior a los $3 billones (diez veces el lío de Interbolsa).
Lo que puede decirse a estas alturas es que hay pecados, hay delitos y varias pirámides (y habrá muchas capturas) en toda la cadena o camino del negocio extrabancario de las libranzas (en las cooperativas, cooperativas de garaje, cooperativas de papel, pagadurías, pagadurías que se dejan aceitar, comercializadoras serias, comercializadoras chimbas, y productos (Títulos Valor Pagaré-Libranza) sanos y enfermos – con apenas tos algunos pero gran parte enfermos terminales o totalmente fraudulentos -).
El miniconglomerado Herrera – Medina está integrado por las originadoras (cooperativas y operadoras de libranzas) Sigescoop; Coovenal; Coomuncol; Coinvercor; Corposer; Inversiones de Córdoba Invercor D Y M S.A.S., Inversiones Alejandro Jiménez A.J. S.A.S.; y aliado con la Cooperativa de Créditos Medina Coocredimed y Credimed de Milena Aguirre y Julio de la Hoz, las originadoras del Grupo Diomedes Angulo (CooCrediAngulo) entre otras.
¿DE DÓNDE SALIERON?
Roberto José Herrera Díaz, nacido el diez de octubre de 1970 en Barranquilla, es hijo del ganadero samario Juan Herrera y de Beatriz Díaz. Nació en Barranquilla pero se crió en el barrio Schiller, en inmediaciones de un complejo lagunar en el que los moradores recorrían en canoas el Caño Ciego, en Pivijay, un municipio de 49 mil habitantes al noroccidente del Magdalena.
Estudió bachillerato en el Colegio Bifi La Salle de Barranquilla, a los 19 años se casó con Claudia Noella Serrano con quien tuvo sus dos primeras hijas, hizo seis semestres de Arquitectura en la Universidad Autónoma y terminó siendo administrador de Empresas de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia Unad (aunque en su hoja de vida en el Congreso dice que es de la Escuela Superior de Administración Pública Esap).
Empezó su carrera política como concejal del municipio de Pivijay (2002 al 2006), luego aspiró a la Asamblea del Magdalena en 2008 pero fracasó y en 2009 se lanzó al Congreso, como representante a la Cámara, en fórmula con Manuel Julián Mazenet Corrales, al Senado.
Trasegó buscando el respaldo de los principales partidos políticos, pero finalmente obtuvo 23.599 votos con el aval del Partido Alas, que perdió su personería jurídica al no alcanzar el número de curules exigidas por la norma. Ejerció como representante a la Cámara por el Partido Conservador.
Su fórmula al Senado, Manuel Julián Mazenet Corrales, fue respaldado por el PIN (el partido que sucedió a Convergencia Ciudadana de Luis Alberto Gil, de Santander, quien fue condenado por parapolítica -). En enero de 2012 la Procuraduría destituyó a inhabilitó por 12 años a Mazenet Corrales, por el escándalo de la compra con sobrecosto de $3 mil millones de 66.569 kits escolares, cuando era secretario de Educación del Magdalena (2008 – 2009).
A comienzos de 2008, en plena campaña electoral a la Asamblea del Magdalena, Roberto Herrera emprendió brigadas de salud entre comunidades vecinas de Pivijay lideradas por su nueva pareja, Delvis Sugey Medina Herrera, quien aparecía como representante legal de Brigamet IPS EU, Global Salud IPS, Desumeh Ltda de Pivijay.
Eran empresas unipersonales de primer nivel de complejidad que atendían a los damnificados que dejó la grave ola invernal que afectó a la Costa Atlántica en 2007. Ella, nacida el 21 de mayo de 1975, es reconocida por ser una “entradora” profesional que tuvo una próspera tienda de electrodomésticos en el 2004 en Barranquilla (el germen del banco futuro).
El llamativo nombre de Delvis Sugey volvió a sonar cuando se destapó el ‘cártel de la salud’ que a través de IPSs presentó 78.559 reclamaciones engañosas ante el Fosyga por atención prestada a víctimas de inundaciones. El 22 de noviembre de 2013 la Procuraduría elevó cargos contra los involucrados y la principal funcionaria pública implicada Luisa Fernanda Bellini Pérez, ex directora de financiamiento del Ministerio de la Protección Social (hija de Juan José Bellini, ex presidente de la Federación Colombiana de Fútbol), terminó respondiendo ante la justicia.
Al menos una docena de políticos fungieron como ‘lobistas’ para que el sistema les reconociera millonarias reclamaciones hacían IPS y EPS pues $ 90 mil millones fueron congelados cuando se detectaron los cobros indebidos. La primera en abogar por dos IPS -Brigamed y Asmetsalud- fue Elizabeth Martínez, la secretaria de la Comisión III de la Cámara, y entonces la Procuraduría y la Supersalud investigaron los nexos con los ex congresistas Álvaro García Romero y Luis Alberto Gil, procesados por ‘parapolítica’.
A propósito del tema paramilitar, Roberto José Herrera Díaz se ufana de que tres de sus mejores amigos personales hicieron parte de las Autodefensas – “a mis tres amigos a quienes tildan de despojadores de tierras, de ex paramilitares”… – reconoció durante un discurso en el respaldaba la candidatura de su hija Valentina Herrera (por Cambio Radical) y en la que obtuvo la mayor votación del departamento a la Asamblea del Magdalena.
Uno de esos “tres amigos” de los que hace referencia Roberto Herrera es Ramón Prieto Jure, conocido como ‘Moncho’ Prieto, o ‘el Indio’, un exalcalde de Pivijay que no tuvo ningún inconveniente en desmovilizarse en calidad de comandante de las filas del paramilitarismo (también firmante de los pactos de Pivijay y Chivolo).
Dice Las2Orillas que figura en documentos oficiales del Gobierno como un “despojador de tierras de campesinos de Remolino”, que se vieron obligados a vender sus predios a precios ínfimos por presiones armadas. Fue condenado por concierto para delinquir.
Y como fórmula de Valentina, hoy diputada, apareció en las tribunas públicas Hernando Asmar Amador, brazo derecho del ganadero Saúl Severini Caballero, comandante del Bloque Pivijay, “desmovilizado” en 2006. Herrera y Asmar Amador aparecen en una fotografía en un yate, divulgada en diciembre de 2015, con el círculo de poder político que domina en Pivijay.
UN NEGOCIO MUY PECULIAR
Pero lo cierto es que Delvis Sugey Medina Herrera no tiene asuntos pendientes con las autoridades judiciales. Sin embargo y, curiosamente, su llamativo nombre está relacionado con aproximadamente 460 procesos judiciales en Montería, Barranquilla, Sincelejo y Cartagena, pero en los cuales actúa como demandante.
Esa peculiaridad se debe a que desde 2008 ella y su esposo Roberto José Herrera Díaz se dedicaron al negocio de los préstamos personales y terminaron en la Cooperativa de Créditos Medina Coocredimed, constituida el 15 de Enero de 2008, en donde la mina de oro son las libranzas.
Nadie duda de las bondades de la libranza que se convirtió en un próspero negocio especialmente para los empleados que necesitan trámites rápidos de créditos que les descuenten “por derecha”, es decir por nómina, lo que los hace un negocio de bajo riesgo.
Sin embargo el asunto se complica cuando la libranza se convierte en un “derivado” y toma el ostentoso nombre de Título Valor Pagaré – Libranza, que es nada más y nada menos que una “subprime” (como dijo recientemente la Anif: el problema no es sólo de originación de créditos de consumo sub-prime, sino su multiplicación a través de supuestos des-apalancamientos de quienes otorgan esos créditos a través de titularizaciones).
El término “subprime” se volvió famoso durante la crisis hipotecaria de Estados Unidos. Ahora lo será por mucho tiempo en Colombia bajo los Títulos Valor Pagaré – Libranza colocados en el mercado extrabancario colombiano por “hábiles” agentes que dejaron los mercados financiero y bursátil para evitar la vigilancia celosa de las policías administrativas.
Y es que el negocio de las libranzas, el extrabancario, que en muchas ocasiones se cruza con el bancario, es un árbol que nace torcido. El código de entrada a una pagaduría de Colpensiones o el Fopep o una fuerza armada puede llegar a valer $250 millones y da acceso al “maravilloso” mundo de nombres, teléfonos, nóminas y demás de cientos de miles de empleados o jubilados.
Es un foco de corrupción impresionante y cuando se saneé puede empezar a destorcer parte de futuros entuertos. En el Fopep una cooperativa puede verificar el visado de cartera (estado de la deuda y descuentos por nómina de cada pensionado) tras el pago de $5.000 “por cliente”. Existen “ilustres” funcionarios públicos (gobernaciones, alcaldías, contralorías, ministerios, Fuerzas Militares, etc.) que se han hecho millonarios por sólo este “concepto”.
Pero estos son apenas pecados veniales. Los “pecados mortales” surgen después cuando los comercializadores extrabancarios se hacen los de la vista gorda con las cooperativas y al mismo tiempo las cooperativas hacen lo mismo con los estructuradores de las “subprime” sobre un modelo de negocio en muchas ocasiones piramidal.
Todo porque en ocasiones entre los dos partes – la que origina y la que coloca el derivado – se quedan con entre el 15% y el 25% de la tajada. Sólo así los comercializadores pueden ofrecer pagar intereses, de hasta el 23% al año, comisiones de entre el 6% y el 8% a sus consultores o colocadores de títulos, llevarlos a paseos a Las Vegas, Machu Picchu o Cancún, comprar ostentosas oficinas, pagar clubes sociales y darse vida de magnates (el Rólex de Delvis Sugey es legendario).
Las cooperativas resultan cobrando elevadísimos intereses (incluso por encima de la usura) y además suman otros componentes para disfrazarlos: seguros, cuotas de sostenimiento, aportes, servicios y muchas otras arandelas que convierten la deuda en una mucho mayor a la efectivamente desembolsada como crédito.
Esas tasas “tan buenas” son necesarias para mantener “vivo” un negocio de esta magnitud (Elite llegaba a adquirir créditos libranzas por $40.000 millones cada mes). Pero para controlar el flujo del negocio desde el origen, muchos ejecutivos y socios y funcionarios de las comercializadoras de los “subprime” finales terminaron haciendo parte activa de las cooperativas.
Para atender magnitudes que se salen de control, pues hay muchos inversionistas ávidos en todos los rincones del país, convencidos de que el 4,4% que les da un banco por un CDT es un “tumbado” frente al 23% que ofrecen los Títulos Valor Pagaré – Libranza, comienza entonces un proceso de “jineteo”.
Se captan muchos y nuevos clientes o se ofrece recapitalizar intereses, con el fin de tener recursos frescos para pagar los intereses y atender vencimientos. Allí se gesta la pirámide y comienzan a crearse “cuentos” tanto en cooperativas que “gemelean” clientes y libranzas – rellenando pagarés dejados cuando se otorga cada crédito – y hasta crean deudores que se declaran sorprendidos porque quedan con deuda y sin dinero (es decir, con el pecado y sin el género).
No es casualidad que Elite esté cumpliendo cinco años y que los incumplimientos se estén dando inicial y precisamente con Títulos Valor Pagaré – Libranza que se vencen a los 60 meses. En los últimos meses se ha dado precisamente el amplio proceso de “jineteo” buscar aceleradamente y con buenos “premios” nuevos inversionistas para poder pagar esos vencimientos. El asunto se calificó falsamente como un “descalce” de 45 días, cuando claramente es un problema estructural de un negocio en el que las cuentas no cuadran.
También se ha visto afectado por los llamados “prepagos” que se dan en medio de una ofensiva muy grande, por no decir voraz, en el negocio de llevarse los clientes originales de las libranzas de un originador para otro. Eso provoca que muchas de las cooperativas y otros operadores no reporten que han perdido clientes, y allí es donde aparecen las libranzas “gemeleadas”, otras falsamente creadas y los pagarés “empelotos”, es decir, sin respaldo ni al principio y mucho menos al final.
Cuando muchos de los actores del mercado se dieron cuenta en mayo pasado, después de que Primera Página puso al descubierto el descalabro de Estraval, de que había un problema grave en el negocio, pidieron verificar la cartera y allí saltaron los problemas graves. La verificación una a una de las libranzas se volvió un proceso inacabable y saltaron las inconsistencias.
Los comercializadores exigieron la posibilidad de recibir directamente los recursos de las pagadurías, es decir tener los códigos de acceso, y las cooperativas e negaron y muchas de ellas comenzaron a entrar en liquidación. El mismo Roberto José Herrera Díaz aparece como liquidador.
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Las pagadurías se negaron a entregar información del estado de las deudas de los empleados a un tercero (los comercializadores de los Títulos Pagaré-libranzas) en aplicación del Hábeas Data. Allí entonces se paralizó toda la cadena hasta el recaudo final. Las cooperativas dejaron de girar flujos originales y se generalizó la iliquidez.
Por eso Elite da el grito de guerra ahora: “Dado que no nos quieren dar la cartera por las buenas, Elite se va tomar la cartera por las malas” y anuncia demandas penales (con Jaime Lombana). Carlos Robledo, ex comercial de Elite advirtió: “El que es pícaro es pícaro porque quiere ser pícaro y tiene una organización para delinquir…también digo gracias a Dios esto se detectó ahora y no en unos meses o años posteriores porque más problema habría sido…”.
Sin embargo las cooperativas de Roberto Herrera, Milena Aguirre, Julio de la Hoz y Diomedes Angulo ya respondieron que dieron poder a Abelardo de la Espriella para actuar en contra de comercializadoras como Elite sobre la cual pueden tener mucho qué contar.
Ya dieron algunas puntadas de lo que saben:
“Es importante que los clientes de Elite tengan conocimiento que el capital entregado por dicha sociedad a las originadoras por concepto de compraventa de cartera es un valor sustancialmente inferior al capital entregado por los clientes para la adquisición de los pagarés libranza, así como también, que Elite cuenta con inversiones millonarias como posición propia con los originadores antes mencionados, las cuales deberían ser empleadas en los acuerdos de pago que se pretenden realizar con los clientes”.
1. Corposer NIT 900.778.323-8
a. Delvis Sugey Medina Herrera C.C. 32.871.964 (Invercor)
b. Eduardo Luís Cuervo Hernández C.C.8.726.473 (Cooperativa de Promotores de Crédito 6)
c. Katerine María Viloria Márquez C.C. 1.045.685.690
2. Coocrediangulo NIT 900.207.699-2
a. Minerva Rosa Castro De La Barrera CC 50.924.090
b. Ligia Marta Polo Zúñiga CC 36.454.231
c. Yorvis Angulo Acosta CC 92.450,036
d. Tania Del Rosario Rodríguez Castellar CC 45.780.125
e. Jaime Alberto Rojas Martinez CC 18.762.145
f. Erika Díaz Ozuna CC 64.521.952
g. Roberto José Maldonado Ortega CC 7.482.662
h. Alexandra Patricia Truyol Sarmiento CC 22.545.672
3. Inversiones Alejandro Jiménez Nit 900.778.582-9
a. Roberto José Herrera Díaz CC 7.595.997
b. Robin Eliecer Granadillo Padilla CC 72.135.671
4. Servicoop de la Costa NIT 900.087.137-9
a. Mariano José Wilchas Castro C.C. 78.028.793
b. Yaritza Montes Bernal C.C. 50.931.862
c. Silvia Corzo Chinchilla C.C. 49.721.621
d. Katherine Vélez Puello C.C. 30.688.227
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