28 de agosto, el día negro en el que asesinaron a un menor por satanismo en Santa Marta

Este sábado, 28 de agosto, se cumple un nuevo aniversario de aquella noticia que movió a toda la ciudad, que se envolvió en incertidumbre, en el que los hechos oscuros se hacen realidad.

 En la mañana del 29 de agosto de 2005, Santa Marta se estremeció con la noticia del brutal ataque con arma blanca, en el sector de la Playa de Los Cocos, a Héctor Henríquez Cabana, de 15 años. El cuerpo del joven, posteriormente fue abandonado en un solar de la carrera 16E con calle 17.

Conforme a las investigaciones de la Fiscalía sobre el horrendo crimen, el cuerpo de Henríquez Cabana presentaba ocho heridas: tres en el cuello, cinco en el pecho (las cuales formaban una estrella de cinco puntas, símbolo del demonio) y una en el brazo izquierdo.

En ese momento, las autoridades adoptaron la hipótesis de un asesinato en medio de un ritual satánico; puesto que, Rafael Henríquez Cabana, de 19 años, hermano del joven asesinado, lo habría ofrecido como ‘prueba de desprendimiento’ para entrar en la secta llamada ‘Hermandad Andretti Generación 2005’.

Además, según el relato de Sindry Rodríguez Escobar, de 16 años, exnovia de Rafael, este le había entregado una versión distinta.

Rodríguez Escobar, contó que su excompañero le manifestó que tenía un contrato con el culto satánico, donde adquirió el compromiso de no terminar el noviazgo, pues de lo contrario estaría obligado a entregar a su pariente más querido. Luego del homicidio, sin embargo, le dijo que él optó por dar a Héctor, en lugar de entregarla a ella, para evitar que los miembros de la secta le hicieran daño.

Sobre lo sucedido aquel fatídico 29 de agosto, Gustavo Redondo Suárez, de 17 años, expresó al ente investigador que Rafael le pidió que llevara a Héctor hasta el barrio San Martín, en cercanías de la línea férrea.

“El domingo, Rafael y yo nos pusimos de acuerdo para llevar a Héctor hasta la línea y ahí nos íbamos a encontrar con dos tipos, que son de una secta satánica a la que pertenece Rafael, por lo que no le pregunté con qué finalidad. Él me comentó que iba a realizar un tipo de acto satánico a eso de las 12 de la noche. No me dijo el lugar. Héctor me acompañó, paramos en los rieles y al frente de nosotros paró un vehículo de esos que hacen viaje como colectivo, y se bajaron dos tipos, uno agarró a Héctor por las muñecas y le tapó la boca, y el otro le cogió las piernas y lo entraron en el vehículo y se lo llevaron”, dijo Rendondo Suárez en su relato, de acuerdo con la Fiscalía.

Ese fue el inicio del trágico desenlace de la vida del joven de 15 años, debido a que, según las autoridades “llevaron a Héctor a la bahía de Santa Marta, a la playa de Los Cocos, cerca de la desembocadura del río Manzanares. Estando atado de pies y manos, el menor fue apuñalado por los adoradores del demonio varias veces. Así mismo, vertieron su sangre en un cáliz para luego bebérsela”.

Por el macabro asesinato, fueron vinculadas varias personas a la investigación. A medida que se conocían versiones sobre el hecho, entraban nuevos implicados y de igual manera, quedaban por fuera otros tantos.

En ese sentido, el Juzgado Tercero Penal de Santa Marta condenó al ginecólogo Marlon Martínez Hurtado, de 33 años (señalado como líder de la secta) y a César Rojano Rodríguez, presunto integrante, a 30 años de prisión. Entre tanto, Nelson González Gelvis, uno de los supuestos secuestradores de Héctor, quedó absuelto; mientras que Rafael, por haberse acogido a sentencia anticipada, le cayó una pena de 19 años.

Las versiones entregadas por Rafael ante el juez

La primera versión de Rafael ante el Juzgado Tercero Penal de la ciudad, fue que no tenía conocimiento de nada de lo que le había pasado a su hermano. La segunda vez que compareció ante un el togado, sostuvo que los culpables eran “un homosexual depravado” identificado como Alfonso Salas Correa y dos hombres más.

De acuerdo con Rafael, Salas Correa le había insistido para que ingresara a la secta satánica, por lo cual terminó aceptando a dicha petición; pero lo condicionó a que no podía salirse o, de lo contrario, como represalia, mataban a uno de sus seres queridos.

En ese segundo testimonio entregado, el muchacho de 19 años detalló que al pretender salirse, escogió a su hermano como la víctima, quien además, por los lineamientos de la secta, tenía que ser informado de lo que iba a suceder; pero, al parecer Héctor nunca supo la terrible decisión de su familiar y por esa razón fue que Rafael solicitó a su amigo Gustavo Redondo que llevara a su hermano menor ante ‘Foncho’, como era conocido Salas Correa. Según lo anterior, Rafael Henríquez no estuvo presente en el momento del crimen.

Por las declaraciones del principal responsable, se llevó a cabo un allanamiento a la casa de Salas y allí las autoridades se toparon con obras contemporáneas y clásicas como ‘Los versos satánicos’, de Salman Rushdie; ‘La semilla del diablo’, de Ira Levin, y ‘La lucha contra el demonio’, de Stefan Zweig.

Posteriormente, Rafael dijo que el abogado de Salas lo trató de sobornar para que cambiara la versión de lo sucedido; y luego, contó que Salas no tuvo que ver con el crimen y que si lo incriminó fue “porque no quería estar solo en la cárcel”.

De esa manera dio la que sería la tercera versión, explicando que había mentido porque “los satánicos me habían amenazado”.

Por lo anterior, Rafael indicó que el ginecólogo Martínez era el líder del grupo satánico y que tenía el alias de ‘Cristopher Andretti’; además, detalló que vivía en El Rodadero y que era propietario de la clínica Bagar, donde se practicaban abortos y los fetos eran llevados a la secta. Entonces, reconoció que sí estuvo presente en el ritual, acompañado de otras 20 personas y expresó que, mientras César Rojano lo sostenía para que no tratara de ayudar a su hermano, ‘Cristopher’ le cortó el cuello al menor. Dentro del relato, Rafael detalló que a Héctor lo golpearon con una piedra en la cabeza y menciona a un tal ‘Donis’ que lo apuñaló en el pecho.

El joven de 19 años aseguró que después de ver cómo mataban a Héctor, lo montaron en una camioneta (que era de Martínez) y lo regresaron a su casa.

Sin embargo, el abogado de Martínez contradijo la versión, diciendo que su cliente estuvo la noche de los hechos en su clínica y que la camioneta, para aquel 29 de agosto, ya había sido vendida.

De igual forma, la defensa dio a conocer que Rafael conocía a Martínez por unos bonos de viviendas de interés social que le fue a vender a la clínica.

No obstante, pese a que para la Fiscalía, las heridas del cuerpo de Héctor denotaban experticia médica, sistematicidad y precisión, con el fin de desangrar a la víctima, para luego beber su sangre; la Corte Suprema de Justicia, en un fallo, dejó en libertad al médico Martínez y a César Rojano Martínez, argumentando que los jueces y demás servidores judiciales "no pueden dejarse llevar por supersticiones y fábulas" en sus decisiones judiciales.