Pasar por el puente de Riofrío: no, no Rosa... ¿Seis meses y nada?

Después de vivir la experiencia de pasar por el puente de Riofrío por enésima vez, aún sin terminar de restaurar, me motivé a desahogarme en este blog. 

El puente  se encuentra ubicado a 30 minutos de la capital del Magdalena, permite éste cruzar el río y conectar a la ciudad, su puerto marítimo, así como todos sus atractivos turísticos vía terrestre con el interior del país y con el Departamento del Cesar y el resto del Departamento del Magdalena. 

Reafirmo que todo en Colombia se convierte primero en novedad, luego en costumbre, para terminar siendo Ley. Ahí, detenido bajo la calidez del entorno de la dos de la tarde, me vino a la mente el video del niño que la abuela le dijo: "debes hacer 100 tareas cuando tengas 7 años; la respueta no se hizo esperar: -  Nojoda Rosa, mandas huevo".

Sin utilizar las misma palabras para no incurrir en plagio, pero con unas ganas inmensa de gritarle a mi presidente, a  las ias (órganos de control) y a la Gobernacion del Magdalena eso y más de lo que, de manera espontánea, gritó el niño... Disfrutaba del paisaje particular que brindan los trancones cosmopólitas, como lo  es el del puente de Riofrío. 

En la última experiencia encontré ya todo un mercado persa en el trancón, conductores asiduos que aprovechan para ponerse al día, para enviar mensajes según la ubicación de su ruta, los que van y los que vienen...

-Dile a mi mujer que llego más tarde hoy, la cola esta más larga que ayer, así que la tavuel se demora un poco mas de lo normal, gritó el que iba al que venía. 

Pregunté: - ¿cómo asi, cuánto es lo normal para pasar? con una botella de agua en la mano, palillo en la boca muestra palpable del que, acaba de almorzar y sin ningún afán, me dijo:

- Dos horas y media, pero así como está esta vaina hoy, de tres a cuatro. Compa puede ir al baño, almorzar, relájese, puntualizo.

No hay de otra. Recliné la silla para observar el espectáculo colorido de los turistas colorados, llenos de leche magnesia paseando los perros, muleros revisando las llantas, grupos de seres humanos  amontonados bajo los arboles, como lo hace el ganado en sus potreros.  Repartían sus alimentos en  cajas de icopor, abonaban  la tierra con sus desechos, miestras conversaban. Pensé, al verlos, en el refrán: Juan, llévate un bollo que, no vas para tu casa, vas a para el puente de Riofrío.

Con dedo pulgar levantado les hice la seña de bien, bacano, los felicitaba,  por ser precavidos. Ya eran las tres de la tarde, yo solo, agua y tinto.

Encendí la radio y escuché a mi Presidente hablar de desarrollo económico , de competitividad , del producto interno bruto del país, de exportaciones e importaciones.

- "¿De qué me hablas, viejo?".  ¡¡¡Eche!!! ,  mi señor de qué país me habla, si aca está todo el país detenido por cuatro horas. 

Pasé la frecuencia y escucho entonces a mi gorbernador, el de la camioneta naranja, el del cambio, hablando de las mafias politiqueras, del mejoramiento de la calidad de vida de sus coterráneos...

- Nojoda, ese el mío, si habla bonito y claro, con vehemencia y seguridad . Como  dijo el filósofo Diomedes Díaz: ¡puro nido de paloma!, seguimos realizando las licitaciones de la mismas manera.

Cambiamos, ¡sí, claro!: el nombre de los contratista, ahora los ricos son otros, las órdenes de prestación de servicio, la misma vaina. Los suministros ni se diga y los nombramientos en la salud, ni para que hablar del peluquín. 

Así que me quedo con la expresión del niño con las 100 tarea y les digo: sean serios, pónganse a trabajar y hablar menos .