Alcalde, por favor devuélvanos La Perla

Hace exactamente un año en este mismo medio presentamos cifras alarmantes frente a indicadores de pobreza, seguridad, educación, salud e informalidad laboral de la ciudad de Santa Marta, considerada La Perla de América para muchos, pero hoy en el raking de Gestión y Desempeño se encuentra en el puesto 17 entre las 23 capitales, con un puntaje de 67,3.

Hoy la ciudad enfrenta diversos desafíos que requieren atención urgente para garantizar un desarrollo sostenible y una calidad de vida adecuada para sus habitantes. Este gran reto lo asumió la nueva administración en cabeza de alcalde Carlos Pinedo Cuello en aras de impulsar su progreso, pero sobre todo poder sacarla de este absurdo retraso en que cayó hace más de 15 años.

Dentro de los desafíos más apremiantes está la deficiente infraestructura urbana que resalta en todos los aspectos: vías, transporte público, red hospitalaria, pero el más alarmante de todos es la falta de infraestructura para suministro de agua potable, agravado por la disminución de la oferta de agua en las fuentes de abastecimiento lo cual se traduce en ríos secos; y un ausente sistema de acueducto y alcantarillado. Esta crisis se intensificó en el año 2023, donde alrededor de 50 de 200 barrios aproximadamente que tiene la ciudad, dejaron de recibir de forma continua ese bien esencial en sus hogares.

Aunque parezca macondiano que en pleno siglo XXI, cuando hablamos de Inteligencia Artificial y reemplazar el dinero por bitcoins, la ciudad más antigua de Colombia, con casi 500 años de ser fundada sigue sin poder brindar a sus habitantes y turistas un servicio esencial que dignifique su calidad de vida, tal como lo es abastecimiento de agua potable.

Así las cosas, para abordar esta problemática que resulta imperiosa se debe articular todo el andamiaje institucional con un solo objetivo: unir esfuerzos entorno a la construcción, mejora y expansión de las redes de acueducto y alcantarillado sanitario (para que sus habitantes dejen de pagar por los carro tanques); en adición un robusto sistema de recolección de aguas lluvias y, por último, pero no menos importante, un sistema de disposición final de aguas residuales a fin de evitar que las calles se rebosen y que los residuos terminen en nuestras playas.

Otro golpe que enfrenta Santa Marta se sitúa en el desequilibrio social y económico. Para el año 2022, la inflación aumentó en 5,3 puntos porcentuales frente al 2021, ubicándola en la octava ciudad capital más costosa.

Por su parte, revisando la tasa de informalidad se evidenció que 65 de cada 100 personas que actualmente labora, lo hacen de manera informal.

Tristemente, si contrastamos las cifras de educación como solución a la inequidad social, evidenciamos que la deserción aumentó 3.6 puntos porcentuales frente al 2022, ubicando a la ciudad en el primer lugar de la región caribe, lo cual se evidencia con el cuarto puesto y peor puntaje en las pruebas saber 11°.

Sin embargo, no todo está perdido, pues para mitigar esos nefastos resultados es necesario implementar políticas públicas inclusivas en aras de reducir tal brecha, focalizándolas principalmente en oportunidades de empleo y desarrollo productivo para sus habitantes; a medida que la base de recursos se amplia, mayor es el desarrollo humano generando consigo una población más sana y educada que
contribuye al mejoramiento de su desempeño económico.

El último desafío a abordar por parte de la nueva y esperanzadora administración es un problema que aqueja a todos los colombianos desde hace un par de años y es la inseguridad. Revisando el caso puntual de Santa Marta, fue catalogada como la tercera ciudad de Colombia con mayor número de homicidios para el año 2022, solo por debajo de Cali y Quibdó. Si revisamos la tendencia en las diferentes modalidades de hurto, todas están en escala ascendente, aumentando casi el doble frente al 2021.

Sin duda, está ultima resulta ser la tarea más difícil para desarrollar, cuando la inseguridad tiene como base diferentes componentes sociales como el narcotráfico, el conflicto armado, los grupos al margen de la Ley, y soluciones que no dependen, única y exclusivamente, de la voluntad política local.

En conclusión, nuestra ciudad enfrenta a hoy, 500 años después, varios retos que requieren una atención inmediata y un enfoque integral. La colaboración entre la nueva administración, la sociedad civil, la academia y el empresario resulta esencial para superar estos desafíos e iniciar esa transformación que tanto nos soñamos, que vaya más allá de un sin números de diagnósticos y falta de acciones concretas que se traducen en años de “más de lo mismo”.

Tenemos una oportunidad única de poder saldar esa deuda histórica, por mi parte solo deseo bendiciones para el señor Alcalde y su equipo de trabajo, mucha sabiduría, y aquí cuenta con una ciudadana que sigue enamorada de su ciudad, a pesar de ser para muchos la Tierra del Olvido.