La softbolista boliviana que le gustaría conocer la playa de Santa Marta

Antes de que la Selección Bolivia de sóftbol femenino enfrentara a Colombia el pasado 13 de noviembre, Caroline Campero, shortstop del equipo, caminaba sola por los exteriores del estadio como cualquier otra persona que hubiera decidido ir de espectador.

Sin embargo, de no haber sido por su mano vendada, su camiseta beteada de rojo y un casco de catcher que le sostenía a una de sus compañeras de equipo, distinguirla como deportista entre los aficionados que avanzaban hacia el recinto, no hubiera sido algo sencillo.

Caroline parecía una turista. Y en cierto modo lo era. Porque además de competir, ella miraba encantada el paisaje y fotografiaba todos los elementos que atrapaban su atención. Yo andaba por ahí,  buscando algo distinto que contar, cuando la vi. Había que abordarla. Ella era una historia...

Empezó presentándose. Y saludando con la típica cordialidad andina.

"Desde que hemos llegado todo nos ha encantado",dijo. Y a pesar de que muchos deportistas que dan declaraciones comentan practicamente lo mismo, en ella llamaba la atención su fascinación por estar en un lugar distinto y, además, porque  Bolivia no había ganado un solo juego desde que arrancaron los Boliviarianos. Y eso parecía no importarle demasiado.

"El trato de la gente es increíble. Y aunque los resultados no han sido los mejores en cuanto a números, hemos progresado mucho, porque que en nuestro país no nos dan el apoyo en sóftbol como en otros paises".

"Por eso estamos orgullosa de nuestro equipo, porque aunque no somos las favoritas, hemos mejorado nuestro nivel y competido frente a paises con bastante experiencia en este deporte que en Bolivia es un reto mantenerlo vivo", continuó.

Un grupito de chicas vestidas igual a Caroline empezaron a acumularse en la puerta de acceso a los camerinos. Eran el resto de su grupo. Parecían gritarle algo, pero los ruidos del ambiente y la música que animaba a la gente, impedían comprender lo que decían. No obstante, era natural que la llamaban para que se uniera a ellas.
Entonces, no hubo más remedio que dejarla ir. Pero antes, ella dijo.

"Te cuento que estamos pensando en tomar un tour. Dependiendo del partido que tengamos Perú, queremos pasear por toda la ciudad. Vamos a ir un río que no recuerdo el nombre- yo ensayo con una lista de varias opciones...Bonda, Minca, Buritaca, y parece que niguno es-también queremos ir  a la playa a bucear.

Ella se une al equipo que la espera. Al marcharse, me quedo por unos segundos mirando su figura de espaldas alejarse cada vez más. En ese instante recordé un dicho que solía escuchar cuando era niño y jugaba a cualquier deporte y no ganaba: "Al final, solo importa participar y disfrutar".