Al director general de la Agencia Nacional de Tierras, Miguel Samper Strouss, le tocó hace dos años y medio formar una entidad de cero que heredó los vicios de incompetencia y rezago del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder). Hoy, a pocos días de terminar su labor al frente de este organismo, conversó con Seguimiento.co y comentó cuáles han sido los más importantes hitos de la entidad. La descongestión de procesos y la titulación masiva de predios así como un intenso trabajo para evitar corrupción al interior de la agencia hacen parte de los logros obtenidos.
¿Qué balance puede dejar del trabajo realizado por la agencia de tierras ad portas de su administración?
El principal legado de la Agencia Nacional de Tierras es que puso el tema de la tierra de moda. Antes en las distintas discusiones a nivel nacional, el tema de la tierra no se abordaba y hoy ocupa uno de los primeros renglones de la agenda nacional y esto lo logramos hacer gracias a todos los resultados que presentamos. A la fecha hemos titulado 42.000 familias que recibieron el título de propiedad de manos de la Agencia, lo que equivale a una extensión 1.570.000 hectáreas. Es como si hubiésemos legalizado 9 veces el terreno de una ciudad como Bogotá, como si hubiésemos legalizado 39 veces una ciudad del tamaño de Medellín. También revolucionamos la forma de trabajar pues antes esperábamos que el campesino se acercara a la institucionalidad y nosotros nos estamos acercando al campesino. Si el campesino no puede llegar, nosotros somos los que llegaremos hasta donde está el campesino y esto nos ha permitido masificar la titularidad en el campo colombiano.
¿Ha sido difícil todo esto teniendo en cuenta el legado que les dejó el Incoder?
Recibimos un panorama caótico con 180.000 solicitudes sin responder de adjudicación de baldíos, 56.000 solicitudes sin tramitar de formalización de predios privados y adicionalmente teníamos 4000 procesos agrarios que incluso, algunos, habían iniciado en la década del 70, eran familias campesinas que estaban esperando una repuesta del Estado desde casi medio siglo. Hoy entregamos el 30% de baldíos saneados, adjudicados, entregamos el inventario de procesos en donde más de 1000 están en curso y próximos a finalizar, de las 56.000 solicitudes, 15.000 están andando en este momento y 4.200 títulos que alcanzamos a entregar en tiempo récord porque en cinco años del programa de formalización se entregaban 2.000 y en estos dos años de funcionamiento entregamos el doble de esa cifra. Dejamos la casa en orden por dentro.
¿Cuál ha sido el balance de trabajo en el Magdalena y cuáles han sido las dificultades con las que se han encontrado?
En el Magdalena pudimos demostrar que en esta tierra tenemos que caber todos. En el Magdalena confluyen intereses en solicitudes de las comunidades étnicas, de las comunidades afro y de los campesinos. A todos por igual le tramitamos sus solicitudes en la medida de lo posible. En algunos municipios implementamos una estrategia novedosa que es el barrido predial que es la revolución de la tierra que nos permitió masificar la propiedad rural y en esos municipios ya empezamos a mostrar frutos. Pudimos demostrar con todas las vertientes, con todos los intereses de tantas comunidades que confluyen en el departamento si podemos entregarle a todos, que todos podemos caber en el territorio.
De alguna manera hay temor por la llegada del nuevo gobierno, ¿cómo tranquilizar a quienes están inquietos con esta nueva etapa política?
El nuevo gobierno tiene grandes retos en materia de tierras y desarrollo rural. El primero en materia presupuestal pues tiene que blindar a la entidad de tierras y a todo el sector agropecuario si se quiere generar más condiciones de progreso y equidad social en todo el país con un presupuesto que sea lo suficientemente adecuado a las necesidades del campo. Lo segundo es que debe seguir en este esquema de titulación masiva de la propiedad y mantener a esta entidad como cercana a la comunidad, a los campesinos, para que no se empiecen a tomar las decisiones desde un frío escritorio en Bogotá y el cuarto es que debe continuar con las denuncias de los actos de corrupción para que no se presenten en la institucionalidad y por último una visión integral del campo pues la piedra angular es la titularidad.
Eso es por parte del gobierno, lo que debe hacer. Pero, ¿cómo se tranquiliza a los actores en el territorio ante la habitual incertidumbre que genera el cambio de una administración?
Con la legitimidad que ha ganado la Agencia Nacional de Tierras, creo que hay varios hinchas de la gestión realizada y a todos los campesinos el mensaje que les daría es el siguiente: son ustedes lo que deben apropiarse de ese proceso, que son ustedes los que deben exigir que todo continúe. Así se puede garantizar que esta dinámica no se detenga.