Lo que les voy a contar en el blog de hoy tiene un poquito que ver con la manera en que -sentados en la comodidad de un sillón- los políticos de ahora pueden encender un tema más rápido que lo que prendería un mechero con gasolina. ¡Y todo por esa mezcla de ‘decir sin decir’, usando las redes sociales!
¡Así como lo digo! Diciendo sin decir, afirmando sin afirmar, es que los políticos se las ingenian para poner en sus tuits palabras que no han dicho, pero que cuando los miles de seguidores las leen, se prenden unos hervideros donde puede salir fácilmente quemado el destinatario de las calumnias.
Pa ponérselas más fácil, les hablo del reciente tuit del gobernador -ojo que no hablo de un perico de los palotes, sino de una dignidad- llamado Carlos Caicedo, quien con esa astucia de señalar sin señalar de la que les hablo, prácticamente le dijo ‘auspiciador de paramilitares’ a un alcalde de su departamento, el de Plato.
Alcalde de Plato convocó Ejército y Policía a respaldar ganaderos en caravanas para intimidar supuestos invasores; imágenes y vídeos recuerdan a autodefensas y ningún participante desmiente impulso a iniciativa de @jflafaurie de retomar las Convivir. Haremos consejo de seguridad. pic.twitter.com/vDBENWnpke
— Carlos Caicedo (@carlosecaicedo) September 19, 2022
Todo surgió después de que ganaderos del municipio de Plato, específicamente de la vereda Los Chivos, salieran a la vía principal armados con pendones y pasacalles para protestar ante el miedo de que invasores de tierras se apropiaran de sus predios.
Como el tema se fue escalando y cogió interés nacional, el gobernador Caicedo terminó poniéndole la cereza validando un video y rematando con la idea de que el alcalde de ese municipio supuestamente organizó la marcha, dejando la idea en el aire de que era un auspiciador paramilitar.
Pero la intención de este blog no es meterme en el zafarrancho de la protesta -que hasta dio para que hicieran un consejo de Seguridad que más parecía una pelea de gallos de la política- sino pa hacerles una reflexión de lo delicado que puede resultar que –personajes de alto calibre– validen, a partir de hechos aislados y sin contexto, una narrativa que no lleva a otra cosa más que a atizar las emociones de extremos que tanto daño y muerte han causado al país.
Y se los pongo así con un caso experimental. ¡Pongámonos a hablar de Carlos!
¿Cómo se dio a conocer Carlos en la política? Porque a un gobernador de la época se lo recomendaron pa’ que le dieran un puesto público. Al joven Carlos -por allá en los 90, en “PLENA ÉPOCA DEL AUGE PARAMILITAR”- le dieron trabajo como secretario en el despacho del entonces gobernador, quien fue su patrono, el que le dio el puesto; el que le decía qué hacer. El nombre del jefe era Jorge Luis Caballero.
Caballero -exjefe de Carlos- que fue firmante del acuerdo de Santa Fe de Ralito, condenado por relaciones con los paramilitares y hasta fue investigado por la comisión de varios homicidios; fue el que lo puso de rector en la Universidad del Magdalena.
Fue así como Caicedo -un exguerrillero desmovilizado- terminó siendo el mandamás de un ente público autónomo que manejaba su propio presupuesto, justo en la misma era en la que los paramilitares decían -a punta de sangre y fuego- cómo se repartía la torta del pastel, en la que ellos cogían el pedazo más grande. El que dijera o hiciera lo contrario, simplemente era asesinado. Carlos, sobrevivió.
Los que sí no se salvaron fueron Hugo Maduro -estudiante de Economía- Roque Morelli, decano de Educación- y Julio Otero, vicerrector, todos los que -por unos temas u otros- en su momento fueron una piedra en el zapato para los designios del nuevo rector.
De esta época -hace dos décadas ya- se desprende una investigación penal en cuyo proceso, se ha demostrado públicamente que Carlos Caicedo, en calidad de rector, le entregó contratos de vigilancia y aseo a empresas fachadas del paramilitarismo (léelo aquí), e incluso puso a trabajar en un cargo administrativo a la esposa de un jefe paramilitar.
Los 4 gatos que me leen dirán: Nojoda Polo, pero eso es historia patria, eso fue hace 20 años ya, y Carlos es un reconocido líder de la izquierda. A lo que te respondo: ¿Y si yo les dijera que, en 2020, recién posesionado gobernador -cargo que actualmente ostenta- estuvo a punto de darle el manejo del hospital del Pivijay a un condenado despojador de tierras, primo hermano de un jefe paramilitar?
Pa los que no me crean, les recomiendo leer este blog de El Espectador que titulé ‘Los desterrados de Pivijay y las ‘aves de rapiña’, así conocerán la historia detrás de la tierra que Roberto Campo Severini -primo hermano de Saúl Severini, partícipe de la masacre de Nueva Venecia- le compró a precio de huevo a una familia humilde de Pivijay. Tierras que un juez de restitución le ordenó devolver hace no mucho tiempo.
Pues bien, ese despojador de tierras fue el mismo que Carlos Caicedo, ya siendo gobernador, intentó ubicar de gerente de un hospital… ¡Alcanzó a nombrarlo!, pero pudo más la vergüenza y la presión que hicimos en redes, por lo que apenas lo montó se vio obligado a tenerlo que desmontar.
Como sé que @carlosecaicedo es especialista en voltear todo y pretenderán decir que ESA TAL DESIGNACIÓN de Roberto Campo Severini no existió, les dejo este video grabado hoy. Lo montaron y lo desmontaron ellos mismos porque se conoció la verdad. pic.twitter.com/FJyZU40kVp
— Polo Díaz-Granados (@PoloDiazG) May 16, 2020
O qué tal si yo les dijera que Caicedo, desde que fundó el movimiento político Fuerza Ciudadana -y posteriormente con recursos públicos- le ha dado trabajo al hijo de Adriano Sánchez Comas, antiguo enlace de los paramilitares con los políticos… (Lee los 2 últimos párrafos de este link, pa que te enteres)
¡Pero si de señalar se tratara!, a Carlos Caicedo un grupo paramilitar, de manera directa y a través de un video público, le restregó en la cara el apoyo que le dieron para hacerlo elegir alcalde. ¡Una denuncia que jamás ha sido investigada!
El grupo de ese video es el denominado los Pachencas, uno de los que aportan con armas de fuego la violencia heredera paramilitar. El jefe de este grupo es alias Muñeca, Nilson Castillo Carrillo, hermano de alias Pinocho, otro exparamilitar que ha afirmado que a Carlos Caicedo decidió apoyar.
Así como les digo: contratado por un parapolítico, cuando adquirió poder y decisión, fue señalado de contratar a empresas fachada del paramilitarismo, a esposa e hijos del actuar paramilitar en el Magdalena; ungido con poder político, siendo alcalde de Santa Marta, se sentaba a manteles en el club de élite de la ciudad con políticos que condenaron por parapolítica; único gobernador del país investigado actualmente por la Corte Suprema de Justicia por la pendejada del delito de asesinatos en la era más oscura del terror paramilitar. ¡Ese es Carlos Caicedo!
Ahora pregunto: ¿Eso hace a Carlos un paramilitar? Si la respuesta para ti es NO, creo que esto es suficiente argumento para reflexionar, pero si la respuesta es ‘SÍ’, apague y vámonos… ¡Yo no he dicho nada!
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