A 25 años de la muerte de Rodrigo Ahumada Bado, aún no se sabe quién lo mandó a matar

Movía a las masas a través de sus comentarios. Puso de moda una frase: "Si yo digo que la mula es parda es porque tengo los pelos en la mano". Construyó una empresa periodística de avanzada. Murió y todavía no se sabe exactamente quién lo asesinó. Es Rodrigo Ahumada Bado, uno de los más polémicos periodistas radiales que haya tenido Santa Marta, baleado tras salir de una manifestación pública en el barrio El Pando el 26 de septiembre de 1991. 

Antes de todo ello, Ahumada había consolidado un proyecto profesional: Radio Galeón. Luego de años de trabajo como comentarista de radio en Ciénaga y Santa Marta, empezó la idea de una emisora distinta. "Distinta, Poderosa y arrogante", como rezaba el eslogan que durante años acompañó su estación.

"Fue un promotor absoluto de la buena radiodifusión (...) una verdadera entidad en el periodismo local, porque él comenzó con un programa noticioso y de opinión en Ciénaga y luego se pasó a Santa Marta, fue locutor de emisoras y la enjundia y preocupación por un mejor futuro lo hizo sacar una emisora", recuerda Augusto Pío Díaz Granados Illidge, su competidor por años. El mismo Díaz Granados cuenta que en algún momento Ahumada lo convocó como socio al proyecto y se negó. "Tuve la oportunidad de haber sido convocado, pero yo estaba bien en mi trabajo", afirma. 

Fueron los años en los que se consolidaba en el Magdalena una forma distinta de hacer radiodifusión, como lo recuerda Cristina Ahumada, una de sus hijas que -al momento del atentado- tenía tan solo seis años. "Es muy difícil hacer una recopilación a esa edad, mi percepción era muy distinta a las personas que tenían más edad, pero ciertamente fue un hombre emprendedor, que dejó huella por la infinidad de obras sociales, interesado en el bienestar de Santa Marta. Demasiado interesado, tanto así que le quitan la vida en un momento crucial de su carrera", recalca.

El rasgo distintivo de Radio Galeón se centraba en su tono independiente. Quienes lo conocieron tienen claro que Ahumada Bado era un hombre polémico en sus comentarios, fuerte en sus convicciones y generoso con sus colaboradores. 

"Sabía reconocer el trabajo de sus colaboradores, era un ser excepcional (...) ",  recuerda el comunicador Luis Fernando Iguarán, que empezó su vida profesional al lado de Ahumada en otra de las titánicas empresas que emprendió a la par de su carrera como periodista radial: una programadora de televisión, Galeón Televisión, que fue de las primeras empresas en producir contenidos para la naciente Telecaribe. Hoy, es, probablemente, la única programadora samaria que ha producido programas de televisión (de forma constante) desde Santa Marta para el canal regional.  

Pero más allá de una programación rica en contenidos, eran sus comentarios el momento más esperado por los samarios cuando sintonizaban el 890 de Galeón. Se emitían de 6:00 a 6:15 de la mañana y se llamaban "Notas y micronotas con Ahumada B". Ese espacio, considerado como una ventana de denuncias, enrostraba con argumentación los escándalos de corrupción de aquellos días. El último denunciado antes de morir era una serie de despidos masivos en la administración que encabezaba el entonces alcalde Álvaro Ordóñez Vives. La razón: la filiación política de los trabajadores. 

"Se trata de una asquerosa actitud contra los trabajadores. No se puede obligar a la gente a votar por un candidato a las patadas. Los votos se logran con ejecutorias, con sinceridad, con trabajo. El poder no debe utilizarse para hacer politiquería", indicaba sobre la denuncia el propio Ahumada. 

La política

Después de años en el ejercicio del periodismo, Ahumada Bado sentiría una especial atracción por la política, quizás la única vía que consideraba efectiva para canalizar sus denuncias. En 1991 se aventuró a una campaña austera a la Cámara de Representantes. A su manera, en una entrevista concedida al periodista José Orellano días antes de morir, era consciente que muchas personas consideraban su aspiración como una locura. más aún los votos que esperaba obtener: 30.000 sufragios. "El único que daba cinco centavos por mí era yo mismo. Ah... y mis amigos cercanos". 

El propósito no lo amilanaba pues creía en la máxima de que "la comunidad abrió los ojos y ven en mí una esperanza". 

"Mis posibilidades económicas son nulas. Mi campaña no la puedo comparar con la que se están haciendo en millones de pesos. Mi campaña depende del sano criterio de la gente del Magdalena. Si quieren cambio, que voten por mí. Si no, que busquen otras opciones", decía Ahumada. 

Y bajo ese pensamiento, Ahumada recorrió los barrios de Santa Marta en búsqueda de votos. El martes 24 de septiembre, dos días antes de ser asesinado, participaría en una manifestación en el barrio Pescaíto. La lluvia que ese día cayó sobre la ciudad hizo imposible la actividad. Según facsímiles de prensa de aquellos días, allí sería asesinado por la persona que más adelante se inculparía por el crimen, Gilberto Marriaga Robles. 

Dos días después, el 26, Ahumada emprendería rumbo a una manifestación política. Luego de haber participado en el acto proselitista, el candidato se iría hacia su sede partidista. Estaba todavía en el barrio El Pando, cuando cuatro balas impactaron el automóvil en el que se movilizaba: dos de ellas se alojaron en su cerebro y en el tórax. 

Ahumada no moriría inmediatamente. Días después, por petición de la familia, sería trasladado al Hospital Militar de Bogotá donde moriría por la gravedad de las heridas. Regresaría, después, a la Santa Marta que defendió a punta de golpes de micrófono, en una despedida que fue recordada por su masivo acompañamiento popular. "El sepelio más multitudinario que yo recuerde en la historia de Santa Marta fue precisamente el de don Rodrigo Ahumada", destaca Luis Fernando Iguarán, actual periodista de RCN Televisión.

Posteriormente al crimen Gilberto Marriaga ratificaría su participación en el crimen junto con León Pacheco, en cuya residencia supuestamente se habría fraguado el atentado. Las autoridades también buscaban a un tercer comprometido. El homicida habría recibido, de acuerdo a la primera versión que entregó al DAS, 100.000 pesos de ese año para ejecutar el crimen. Otra de las teorías que se manejó es la posibilidad que la guerrilla (que por aquellos días mandaba con fuerza desde la Sierra Nevada de Santa Marta) habría ordenado ejecutar la acción pues se tenía como antecedente la orden de dinamitar los transmisores de Radio Galeón como represalia a los comentarios emitidos desde la emisora. Lo cierto es que no hay certeza, realmente, de quién ordenó el crimen del periodista. 

Como señala Cristina Ahumada, en la actualidad el proceso ha quedado en la impunidad aunque se encuentra abierto en la Fiscalía General de la Nación en Bogotá, luego de haber peligrado su apertura. "Realmente es muchísimo tiempo el que ha pasado y, como todos saben, esto ha quedado impune. Cada vez que llega este día es una mezcla de nostalgia e impotencia". Radio Galeón, hoy parte de la cadena Caracol, José Luis y Rodrigo (dos hijos carnales y uno simbólico para Ahumada Bado) y su hermano Antonio Ahumada no escaparon de la violencia: todos fueron víctimas de atentados en su contra.