Sandra Vallejo: ¡renuncie!

Cecilia López Montaño dijo en su columna de Las 2orillas que “decirles a los funcionarios públicos la verdad de los resultados obvios de su gestión, no es hacerles oposición sino todo lo contrario, ayudarles a mejorar”, premisa con la que estoy de acuerdo, teniendo en cuenta que  en Santa Marta, las autoridades que lideran la agenda de seguridad y convivencia del Distrito aún no se han convencido de que el modelo militarista implementado desde la institucionalidad, no solo ha fracasado, sino que necesita una transformación y una respuesta contundente ante el accionar criminal que hoy tiene a los samarios con miedo de salir a las calles.

Antes que nada, tenemos que referirnos al proceso de expansión de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra y la presencia del Clan del Golfo y de otras bandas delincuenciales, que han ocasionado una disputa por el territorio y la logística de las mafias ilegales y el narcotráfico en la región; principalmente en Santa Marta, donde se ubica el puerto por el que sale la mayor parte de la droga que va hacia Estados Unidos y Europa. Estos hechos, han desatado una ola criminal, que en enero de 2020 ya era crítica. De acuerdo con la Policía Metropolitana, durante los primeros 20 días de esa anualidad, ya se habían presentado 14 homicidios en Santa Marta y el aumento de los indicadores de la extorsión, el hurto y otros delitos como los asociados a la trata de personas. 

En este contexto, la alcaldesa Virna Johnson, posesionó el 23 de ese mes, a la Coronel (r) Sandra Vallejo como secretaria de Seguridad y Convivencia del distrito, con la esperanza de disminuir los indicadores de alto impacto y con el reto de intervenir desde “una perspectiva integral” la problemática en esa materia.   

En ese momento, medios de comunicación destacaron sus 30 años de servicio a la Policía Nacional y los resultados de su gestión en la Policía Metropolitana de Santa Marta durante la vigencia 2015; con un discurso casi mesiánico, que puso una gran responsabilidad en las manos de Sandra Vallejo. Pero, en la presentación del perfil de la nueva secretaria, no se tuvieron en cuenta, otros elementos que resultan relevantes. Por ejemplo, la pérdida de 243 armas de la Policía Metropolitana y por la que fue destituido el ex director de la Sijin de Santa Marta, el mayor Rolando Pinzón que, en declaraciones posteriores, mencionó que la entonces comandante de la Policía -presuntamente- había omitido iniciar la investigación correspondiente.

O también, la denuncia que de manera escrita presentó la Subteniente María Fernanda Padilla Crespo en noviembre de 2015, por el presunto acoso sexual por parte del coronel Francisco Gelvez Alemán y que nunca fue tramitada por ella en calidad de comandante (ver imagen 1). De acuerdo con el relato de Padilla Crespo, por el contrario, recibió como respuesta que “eso siempre le iba a suceder en cualquier trabajo a donde fuera. Que tenía que aprender a manejarlo y mas si uno es bonito”. Pequeños detalles, pasados por alto en medio de un momento en el que la institucionalidad necesitaba enviar un mensaje de control y tranquilidad para la ciudadanía samaria.

Imagen 1. Oficio entregado por Subteniente María Fernanda Padilla Crespo, donde informa novedad sobre la situación con el Coronel Francisco Gelvez, noviembre de 2015.

No obstante, con esta cartera liderada por Sandra Vallejo se esperaba que durante el 2020 el comportamiento de las estadísticas fuera diferente. Sin embargo, la ciudad cerró el año con 126 homicidios, el asesinato de los líderes Alejandro Llinás, Joaquín Trujillo y Rita Bayona; además de un video que circuló ampliamente por toda Santa Marta y que fue noticia nacional, en el que las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra reconocían presuntos nexos con la fuerza pública, sectores políticos, su participación en el robo de la armería de la Policía Metropolitana en 2015 y  la supuesta vinculación en este hecho de la actual secretaria de seguridad, quién además, habría realizado un supuesto “trato” con ellos para reducir los índices de criminalidad en Santa Marta, desviar la atención al respecto de la pérdida de las armas y favorecerla. Situación que aún sigue sin claridad en términos judiciales, sin quién realice seguimiento y que recuerda al caso del exsecretario de Seguridad de la Alcaldía de Medellín, Gustavo Villegas en 2017 quién, según las investigaciones de la Fiscalía, habría recibido ayuda de la Oficina de Envigado para capturar delincuentes y mostrar resultados.

Luego de un año de la gestión de Sandra Vallejo, las cifras en materia de seguridad en Santa Marta siguen siendo alarmantes. Entre enero y junio de 2021 ya hay registrados en Medicina Legal, 73 casos de homicidios, mientras que en Ciénaga y Puebloviejo (que hacen parte del área metropolitana) se han reportado 48 casos más. Una mujer fue asesinada frente a sus hijos por robarle un celular; a dos policías en Gaira les robaron los fusiles, sin que se hiciera mayor eco al respecto; 200 comerciantes y empresarios fueron extorsionados mediante panfletos enviados por las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra; alias “Albertico” fue asesinado dentro de un hotel de la ciudad; hubo un atentado a bala en contra un ex concejal; una mujer fue asesinada por sicarios dentro de su propia vivienda; un hombre que tenía antecedentes de violencia intrafamiliar, asesinó a su propia madre en Ciudad Equidad; un hombre fue asesinado con arma blanca y posteriormente, incinerado dentro de su propio negocio, entre otros hechos graves que han repercutido en la percepción de seguridad y la tranquilidad de los samarios (Ver contexto).

Las acciones para tratar de contrarrestar la grave situación que atraviesa Santa Marta siguen sin funcionar de manera efectiva, en la medida en la que el delito pretende ser atacado mediante “caravanas de seguridad” y el uso del aparato policial para hacer retenes y perseguir mototaxistas y vendedores ambulantes en los cuestionables operativos adelantados por la Unidad Defensora del Espacio Público. A demás del uso de un discurso xenofóbico, que distorsiona la realidad y pretende responsabilizar a la población migrante de una problemática preexistente y que si bien, ha crecido también con la presencia de algunas bandas y delincuentes de nacionalidad venezolana, las estructuras criminales ya hacían parte del territorio. Por lo tanto, dichas acciones revictimizan y estigmatizan a las poblaciones que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad social y económica y no responden a las dificultades para articular la agenda de seguridad y brindar las garantías operacionales, judiciales y de política pública para la disrupción y prevención del delito.

Y si de cuestionamientos éticos se trata, el sábado 26 de junio de 2021, el veedor Charles Valero, que se encontraba documentando una de estos controles de seguridad y que al tiempo denunciaba por medio de sus redes sociales, presuntas inconsistencias en el procedimiento, frente a la mirada de Sandra Vallejo, fue atacado por uno de los agentes de movilidad, quien además lanzó el celular debajo del puente. El cual, a pesar de la altura, continúo grabando y pudo ser recuperado. En las declaraciones posteriores, Valero manifestó como la secretaria de seguridad salió huyendo junto con los demás funcionarios de la alcaldía distrital, luego de la agresión.   

Lamentablemente para Santa Marta, Sandra Vallejo en esta Secretaría solo ha representado el mismo modelo fallido de seguridad que no genera resultados estructurales, ni acciones de prevención que de manera efectiva ayuden a controlar el crimen. En consecuencia, a la luz de la inoperancia de su gestión y los múltiples cuestionamientos éticos que le rodean, Sandra Vallejo, es momento de renunciar y reconocer lo infructuoso de su modelo, que sigue costándole vidas a la ciudad, mientras tanto, los verdaderos delincuentes gozan de impunidad en las calles.