Lecciones gerenciales que nos dejó el Mundial Rusia 2018

El evento deportivo más importante del planeta, tristemente llegó a su final. Más de 30 selecciones de todo el mundo se dieron cita para competir en, el que dicen, es el deporte más hermoso del mundo, el fútbol. Y más allá del nuevo campeón, el goleador del torneo y demás incidencias propias del mundial, también nos ha dejado unas lecciones gerenciales y de comunicación que valdría compartir y estudiar.

No es fácil definir el fútbol: ciertamente es un deporte impredecible, es una paradoja similar a la vida misma. Es casi un cóctel adictivo de pasión, habilidad, hazaña, fortuna, desgracia y gloria. Podríamos escribir mucho sobre cómo el juego nos permite la posibilidad de transpolar situaciones a la cotidianidad de nuestras empresas y organizaciones; en esta ocasión deseo, especialmente, concentrarme en cuatro lecciones.

1) “Ningún jugador es tan bueno como todos juntos” Di Stéfano: El seleccionado de futbol argentino se ha ufanado, desde hace varios años, de tener entre sus filas al mejor jugador del mundo, Lionel Messi. Sin embargo, este evidente plus ha servido de poco en la consecución de la ansiada copa. Argentina dejó el torneo en octavos de final entre un mar de escándalos y polémicas entre sus jugadores y el cuerpo técnico.

La extraordinaria técnica y habilidad del 10 argentino no ha sido suficiente, hasta día de hoy, para ganar la copa del mundo. Gran parte del problema de esta situación se centra en que Argentina siempre ha pensado construir la selección nacional desde las conveniencias y  aprobaciones de su máxima figura, y no desde las fortalezas del conjunto gaucho como equipo.

En la actualidad, las organizaciones exitosas se caracterizan por fomentar la sinergia entre sus equipos de trabajo. La competitividad empresarial es tan exigente, que el fijarse un objetivo organizacional desde el conocimiento, habilidad y actitud individual es prácticamente imposible alcanzar.

2) Mucho toque, toque, y de aquello nada: La selección española catalogada, con justicia, como una de las favoritas a ganar el mundial, fue eliminada en octavos de final a pesar de conseguir un record histórico en este certamen: 1.114 pases, según el diario Marca.

En el fútbol, un pase es igual a un mensaje en comunicación. En las organizaciones es imprescindible generar consenso y retroalimentación entre los coequiperos, pero si el diálogo no es plasmado en acciones de eficiencia y eficacia, en el alcance de los objetivos empresariales, nuestra productividad e índices de crecimiento serán muy bajos.

Cualquier acción estratégica de una organización, parte de la comunicación; cualquier acción de ataque en el fútbol, parte de un pase; no obstante, usted debe procurar que sean altamente efectivos.

3) La motivación es el mejor combustible para un equipo: Dicen que el fútbol es un deporte donde ganan los estados de ánimo. El mundial mostró, en reiteradas ocasiones, a jugadores que a pesar de su cansancio y lesiones físicas se brindaron en pro de un logro colectivo. Ejemplo de ello es el subcampeón Croacia. Esta selección llegó a la final con noventa minutos más jugados, y 116 kilómetros más recorridos, que su contendor en la final, según afirma el periódico El Comercio.

Al mundo empresarial también podríamos trasladar esta lección: la motivación da un salto cualitativo en los equipos de trabajo. Las empresas deben insistir en generar condiciones favorables a las motivaciones intrínsecas y extrínsecas de sus funcionarios. El mundial ha servido de ejemplo al respecto.

4) El ejemplo siempre será el camino: Ser el capitán de un equipo no es solo un reconocimiento a las habilidades o trascendencia de un jugador sobre su selección, sino que también supone un gran compromiso con el esfuerzo y el aliento del equipo en situaciones adversas. La mejor forma de guiar es a través del ejemplo. Si usted es el líder de su organización o empresa debe ser el primero en velar por sus coequiperos, y al igual que en la cancha debe ser el primero en ir al suelo por el equipo.

Capitanes o gerentes con la actitud de nuestro paisano Radamel Falcao García generan en cualquier equipo una empatía y amor propio por la organización, que difícilmente serán resistidos con facilidad ante una dificultad.

En conclusión, pienso que sería conveniente disfrutar el fútbol como lo que es: un deporte muy especial e inspirador, pero sobre todo como un escenario de aprendizaje para la vida empresarial y personal. Finalmente, la vida y el fútbol son una constante evolución.