Siete años de cambios

Para el año 2011 Santa Marta debía cerca de 250 mil millones de pesos y estaba en Ley de Quiebra. Desde entonces comenzaría una dinámica de saneamiento económico, necesaria para poder echar a rodae el tren del desarrollo en la ciudad.

Entre 2013 y 2015 Santa Marta retomó la soberanía Tributaria que estaba en manos de RYT. Gracias a esta nueva gestión se recuperaron 20 mil millones de pesos y la ciudad pudo salir de la Ley de Quiebra.

A partir de entonces la ciudad ha gozado de buena salud y se le nota en todo. La inversión en infraestructura es lo más evidente. Los puentes sobre las carreras Cuarta y la Quinta, con esa ronda peatonal amplia, predicen un comienzo de lo que será el parque lineal del río Manzanares, que está proyectado en el POT500.

La ampliación de la avenida Tamacá significó el despertar urbanístico y económico de El Rodadero Sur, que históricamente estuvo abandonado. Es notoria la reconstrucción de la carrera 19, entre la avenida El Libertador y la Avenida del Río y la ampliación de la calle 30.

Los puentes que se hicieron conmocionaron la mentalidad de los samarios de manera contundente, porque antes de los últimos gobiernos no había un solo puente largo y con arco, apenas unos “box culvert” cubiertos de pavimento para sortear el río Gaira y el Manzanares. Hoy en día están los puentes que distribuyen el tráfico en el sector de La Lucha, el puente del nuevo Aeropuerto Simón Bolívar, y los puentes que conectan la Vía Alterna con La Troncal del Caribe. Todas esas obras son una muestra irrefutable del dinamismo que ha mostrado Santa Marta durante los últimos siete años. Un dinamismo que recuperó la confianza inversionista en la ciudad, a la postre responsable del boom inmobiliario que se vive en todos los estratos.

La inversión social es caso aparte. Estas dos últimas alcaldías se han preocupado por cerrar la brecha de la desigualdad a fuerza de invertir en los barrios. La cobertura en salud ha aumentado y es más eficiente por cuenta de la dotación hospitalaria y la inversión en nuevos centros y puestos de salud, como se hizo en La Candelaria, Bastidas y La Paz.

Todo el sistema educativo ha sido beneficiado en los últimos siete años. Colegios que se caían a pedazos fueron intervenidos, reforzaros y dotados para que los niños samarios sean educados desde la dignidad.  Bonda, que antes crecía sin saber cómo ni con qué presupuesto, durante los últimos siete años ha recibido atención especial. Allí se construyó un Centro de Desarrollo Infantil con ludoteca, que junto a los CDI de Cristo rey y Bureche fueron objeto de gasto por más de 10 mil millones de pesos.

Estamos hablando de 10 mil millones de pesos en 4 Centros de desarrollo infantil, en una ciudad que debía 250 mil millones siete años atrás. ¿De dónde sacaron esa plata? De una excelente gestión administrativa, preocupada de verdad por el bienestar de los samarios.

Si la ciudad hubiera seguido por el camino de siempre, los caciques electorales samarios se habrían llevado todo y seguiríamos en la ruina. Por ejemplo, sería improbable que se hubieran realizado los Juegos Bolivarianos.

Lo cierto es que la ciudad hoy goza de unos escenarios deportivos increíbles, que parecen de otra ciudad. La recuperación del Polideportivo, y la construcción de todo el complejo deportivo de Bureche han quedado como equipamiento para todo el pueblo samario.

No podemos olvidar la red de parques de la Equidad y el gran Parque temático del Agua; ni la construcción de la gran biblioteca Distrital, ni la fundación de la Universidad tecnológica.

¿Con qué plata se hizo todo esto? Con plata samaria, con plata suya. Con esa plata y la buena voluntad de las dos últimas administraciones.

¿Hay alguna duda sobre esto?

Han sido solo siete años de cambio y hemos visto los resultados.  Sin duda es necesario seguir por esta vía de desarrollo sostenible, social y económico que está consignado en el POT500.