En el Magdalena, el 95% de los excombatientes han cumplido con proceso de reintegración

El proceso de reintegración de los excombatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y las guerrillas de las Farc, ELN y EPL ha sido exitoso en el Magdalena. De los 1.331 excombatientes asignados a la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN) en este departamento, 1.269, es decir, el 95% han cumplido satisfactoriamente con su ruta de reintegración a la sociedad. Culminaron sus estudios, se han convertido en emprendedores y están con sus familias alejados de la guerra.

El coordinador de la ARN en el Magdalena, José Nicolás Wild, quien lleva 11 años y medio al frente de la entidad, asegura que la tarea está cumplida porque estas personas no solo han aprovechado la segunda oportunidad que les dio el Gobierno y la sociedad, sino que han aportado a resolver necesidades comunitarias a través de 177 iniciativas de servicio social en los distintos municipios del Magdalena.

Los excombatientes también han logrado superarse. La mayoría eran analfabetas y hoy el 60% culminó la media vocacional y el 74% ha pasado por procesos de formación técnica y tecnológica. Otros han cursado una carrera profesional. Igualmente, la mayoría se encuentra ocupada en empleos en el sector informal o tienen negocios propios.

Wild entregó un balance a Seguimiento.co sobre los resultados de su gestión al frente de la ARN en el Magdalena.

El 94% de los excombatientes que culminaron el proceso de reintegración en el Magdalena pertenecían a las Autodefensas Unidades de Colombia, uno de los grupos armados ilegales que más golpeó este departamento. ¿Este proceso de reintegración cómo ha contribuido a evitar que estas personas vuelvan a delinquir?

El Magdalena vivió una época bastante cruenta por la violencia paramilitar y que estas personas hayan transitado esta ruta de reintegración y la hayan culminado satisfactoriamente aporta a la paz, convivencia e incluso de reconciliación en el territorio. Hoy el 99% de estas personas se mantiene en la legalidad y esto habla bien del proceso y de estas personas que han cumplido y honrado este compromiso de aprovechar esta segunda oportunidad y definitivamente en todos estos años se evitó que más magdalenenses fueran victimizados por este tipo de fenómenos.

El Magdalena tiene la cifra más alta de retención y fidelización de integrados en el país con el 83%, ¿Cómo se logró esto?

Tuvimos una feliz coincidencia de muchas personas del proceso comprometidas con su ruta y un equipo humano bastante dispuesto a atenderlos a ellos y sus familias, a generarles oportunidades, acompañarlos psicosocialmente y a construir de la mano un nuevo proyecto de vida en la legalidad, realizable y medible.

Luego de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc, ¿cuántos reincorporados de esta guerrilla hay en el Magdalena?

Actualmente tenemos 26 personas que están siguiendo su ruta de reincorporación y que están ubicadas en el Distrito de Santa Marta y en los municipios de Ciénaga y Zona Bananera. Ellos han avanzado en su ruta de reincorporación temprana y a partir de 2020 arrancan su ruta de reincorporación de largo plazo que está proyectada hasta 2026 para poder construir esos nuevos proyectos de vida en la legalidad. Creo que tal como ha sido exitoso el proceso de reintegración esperamos lo sea el de reincorporación. 

Uno de los retos más importantes que tiene el proceso de reintegración es que estas personas sean aceptadas por la sociedad y que les brinden oportunidades de empleo.  ¿Esto se ha logrado en el Magdalena?

Desde el Gobierno Nacional se promovió un cambio constitucional y se habilitó que estas personas pudieran ser contratadas por entidades del Estado. Como ARN no solo hemos sido promotores, sino que hemos acogido dentro de nuestros equipos en todo el país personas que culminan el proceso de reintegración y que pueden desde lo que han aprendido aportarle al proceso de otras personas que están en la ruta.

Este trabajo de reintegración nos ha implicado sensibilizar y trabajar de la mano con otros actores sociales, institucionales y con el sector privado para ir generando oportunidades, abriendo puertas. No es un trabajo sencillo, que esté terminado, lo sé porque vengo desde 2008, que nadie quería saber nada de este tema, no era sencillo plantearle a un empresario que abriera un espacio para una práctica, había mucha prevención y resentimiento y unos niveles de estigmatización altos. Creo que hemos ido evolucionando, vinculando a las personas del sector privado, hay una buena porción de personas que están vinculadas en empleos formales en distintas empresas y microempresas y donde ya no tienen que esconder su condición de excombatientes, que era una situación que hace unos años había que ocultar sí o sí. Creo que ha habido mucha apertura, muchos empleadores conscientes de que están no solamente dando un trabajo, sino generando una oportunidad de no repetición en la historia de conflicto y de guerra en el territorio.

Muchos excombatientes también han creado emprendimientos, ¿qué iniciativas destaca en el Magdalena?

Nosotros hemos entregado beneficios de inserción económica, que es una especie de capital semilla, a 1.164 personas y buena parte de estas iniciativas son pequeñas unidades productivas, que se mantienen en funcionamiento y están generando ingresos sostenibles para ellos y sus familias. Hay varios ejemplos muy chéveres de personas que desde el tema de servicios, industrial, comercial, agrícola y pecuario destacan. Hemos organizado ferias donde han podido llevar sus productos, han expuesto, están vendiendo y hace unas cuantas semanas hicimos una entrega de insumos a unidades que fueron fortalecidas con recursos de Terpel por su desempeño. Tuvimos apoyos importantes para negocios de panadería, repostería, ferretería, llanterías y otra serie de servicios (…) Anualmente hacemos una feria de la reconciliación, allí acercamos a la institucionalidad con las personas que ya culminan el proceso y tenemos una muestra microempresarial, que cada vez va creciendo y en las últimas ediciones además de los culminados hemos invitado emprendimientos de las víctimas, se han encontrado allí y ha habido un ambiente de reconciliación interesante.

En el modelo de educación flexible de la ARN también hay ejemplos exitosos como el del excombatiente Víctor Solano, quien pasó de terminar sus estudios a convertirse en docente de alfabetización y de un colegio en Santa Marta.

La ARN construyó con el Sena, la Fundación Alberto Merani y recursos del Gobierno Holandés, un modelo de educación, que originalmente iba destinado a las personas en proceso de reintegración, pero cuando se empezó a pilotear nos dimos cuenta que un modelo educativo con flexibilidad y los contenidos para poder acercar al sistema educativo a adultos que provenían del conflicto, pero también que por distintas razones de marginalidad no habían accedido al sistema educativo. Logramos que esta oferta del modelo educativo no solo llegara a excombatientes, sino a otras poblaciones vulnerables en los distintos municipios, pero además sorpresas como la de Víctor Solano que cumplió su ruta, se hizo bachiller, estudió su carrera, se hizo licenciado en ciencias naturales y empezó alfabetizando en modelos educativos flexibles y ahora es un docente que además de haber trabajado en el modelo, de haberle aportado a muchos samarios en el proceso de educación, hace parte de una institución educativa y es el profe. Pasa de ser agresor a ser una persona reconocida y apreciada por su comunidad.

La ARN también lidera procesos en las comunidades y, en este sentido, han venido trabajando en Ciudad Equidad, donde residen víctimas, excombatientes y población vulnerable. ¿Cómo ha sido este trabajo?

Nosotros tuvimos la oportunidad de trabajar de la mano con la Fundación Casa en el Árbol, Taliana Vargas nos invitó a que hiciéramos causa común por Ciudad Equidad, de manera conjunta presentamos una iniciativa al Programa de Alianzas para la Reconciliación, que apoya ACDI/VOCA con recursos de la Usaid, salimos favorecidos y ejecutamos durante 15 meses el proyecto de Ciudadanitos, que es básicamente formar en comunicaciones a una población juvenil y volverlos los representantes de las comunicaciones en su barrio. Es un proceso que me ha dejado bastantes satisfacciones, nosotros trabajamos con 100 chicos, de ese proceso quedó creado un colectivo de comunicaciones juveniles y están trabajando sacando adelante canales de comunicación comunitario, cambiando narrativas, recuperando y haciendo visibles historias de vida, del barrio. Esto ha sido una gran contribución no solo para prevenir que estos chicos tomen un mal camino, sino que el trabajo que han hecho de visibilizar lo bueno de Ciudad Equidad eso ha sido maravilloso.

Usted ha dicho que en el Magdalena la tarea está cumplida porque solo falta el 5% de los reintegrados por culminar su proceso. ¿Qué viene ahora?

Ese 5% corresponde a personas que de acuerdo con el tiempo de ingreso al proceso todavía no han transitado toda la ruta, no han aprovechado todos los servicios y beneficios, es decir, son personas que están avanzando en la ruta y que esperamos que el año próximo y más a tardar en 2021 estar cerrando el proceso de reintegración en el Magdalena (…) En 2020, lo que se espera es que haya una oficina un poco más pequeña, pero que siga atendiendo a esta población que está en la ruta, monitoreando a los culminados que son objeto de acompañamiento post culminación.