Brittany Maynard, la muerte asistida y algo más

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Brittany Maynard,  la joven estadounidense

que se suicidó con asistencia médica.

El caso de Brittany Maynard, la estadounidense que decidió terminar con su vida para no prolongar más el sufrimiento causado por su cáncer de cerebro en fase terminal, saca a la palestra    un tema que muchos prefieren evitar.  La muerte asistida  debe ser una verdadera opción para las personas en esta situación. Ellos no deben que ser acusados por fanáticos religiosos que pretenden prolongar más el dolor a la espera de un milagro. (Click aquí para leer muere Brrittany Maynard).

Los moralistas aprovechan este tipo de circunstancias para recitar algunas frases bíblicas y para señalar a quienes con valentía toman la decisión de no seguir más en este mundo. Para muchos     es fácil decir que Dios es el único dueño de la vida, pero quien lleva el sufrimiento, la agonía, y la incertidumbre si despertarás a la mañana siguiente es de quien padece la enfermedad. 

Piensen en un momento también en el desgaste sicológico y económico de la familia de esa persona. Tener que mentir cuando sabes que todo saldrá mal es la peor situación que le puede pasar a alguien. Para los optimistas de la fe, el sufrimiento puede ser llevadero. Esas personas se quejan de la situación actual del mundo y solo viven pendientes de la “eternidad”, descuidando el presente, que es lo único verdadero que tenemos.

Son pocos los que saben que es tomarle de la mano a un pariente internado en una UCI. Verle inmóvil, sin energía y sin la sonrisa que les acompañó durante toda su vida antes de caer en una maldita cama. La fe mueve montañas, pero por algo también existe la medicina. Una enfermedad terminal no se va de la noche a la mañana. Pero para las optimistas de la fe todo es posible.

El día en que el corazón de esa persona deja de latir, que puede ser a cualquier momento: en una madrugada lluviosa, en una mañana de parto, o en una tarde en plena hora pico de trabajo, nadie te dará respuestas. Sientes que pudiste hacer más pero la realidad es que cuando la muerte toca a la puerta no se le puede decir que pase otro día.

Lo que hizo Brittany Maynard es de valientes. Se puso una fecha final. Hizo lo que tenía que hacer. Compartió con su círculo familiar sus últimas horas y lo más importante es que se le adelantó al ángel de la muerte, ella lo derrotó en el maquiavélico juego de la vida del hombre.  Esa opción la deberíamos tener todos (si presentamos un caso similar ¡OJO!). El día en que ese familiar muere, el optimista de la fe trata de consolar diciendo que el Señor la necesitaba o alguna frase similar. 

No permitamos que las personas con enfermedades terminales sufran más por nuestro egoísmo, por no querer que se vayan de nuestro lado. Dejemos a un lado nuestros bloqueos moralistas sobre la muerte, que la agonía en una cama de hospital (o en casa) no es la mejor imagen para recordar a alguien.

@chu_solano