Colombia o roma, escribía en un trino reflexionando sobre la situación que vivimos en relación con las últimas noticias: Santrich, por ejemplo, todo un espectáculo digno de una película de acción gringa, mientras que los cuidadanos colombianos, como en el circo romano, unos levantamos el dedo pulgar hacia arriba como señal de aprobación y los otros hacia abajo en señal de rechazo.
Vemos nada más al fiscal Néstor Humberto luchando por salvar su buen nombre, a Rugeles, en Santa Marta con su cohorte; a Uribe, como Cómodo, el emperador romano que en su época entregaba armas sin filo a sus oponentes para pelear, y así quedaba visto como un gran guerrero, como el mejor, que siempre salí ileso.
Petro carga con sus basuras de Bogotá; Ordóñez con sus posiciones de extrema que le tocó tragarse cuando medio estuvo en campaña; o Fernando Carrillo, el actual procurador, que solo aparece cuando de Medimás se trata.
Hoy, más que nunca, toman fuerza las palabras de Jesucristo: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Por eso es que en esta reflexión concluyo que a toda la dirigencia de nuestro país les resulta más fácil mantenernos divididos, polarizados -con pulgares hacia arriba o abajo-, dependiendo de la situación, para sentirnos triunfadores o atacados.
Como lo afirma Robledo: “Ganó la oposición y Colombia con la renuncia del fiscal”, mientras que los del poder gritan que ganó Uribe con la extradición impajaritable del exguerrillero. ¡Pues ni lo uno ni lo otro! Son puras cortinas de humo; en Colombia vivimos de los escándalos y, mientras tanto, no hay soluciones reales a las problemáticas del país.
La justicia sigue con su cartel de la toga, la salud ni de qué hablar; el déficit en la capacidad hotelera que no da para responder con altura; las universidades siguen limitando la entrada a la formación de especialistas; vivimos entre IPS fantasmas, con EPS inviables; Electricaribe, un desastre para la costa; Hidroituango, que cierran, que abren; se mueren los niños en La Guajira por desnutrición, mientras en los pueblos otros mueren de sed; ¿y los alcaldes? ¡Suspendidos por doquier! Los ejemplos sobran para enumerarlos.
Y, sin faltar a la verdad, hay que felicitar a la dirigencia política, que nos da lo que queremos: mucho pan y agua. Los periodistas colaboran en esto tirando sus cortinas de humo para mantener el equilibrio.
¡Qué viva mi Colombia!, que sabe aguantar y está acostumbrada a vivir en medio de los escándalos, de los Procesos 8000, de las bombas del Cartel de Medellín y las guerras del cartel del Norte del Valle, de las chuzadas y la Yidispolítica. Es una lista de nunca acabar.
¡Ya no más amnesia en las posiciones políticas!, pues lo que hoy se afirma, mañana resulta mentira. Así que señores de la derecha, la izquierda, la centro derecha, la centro izquierda y hasta los despistados: ¡A ponerse juiciosos! Y a dar resultados. Queremos menos agravios, menos promesas y más soluciones, para que ganemos todos.
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