Con la última “polémica” decisión de la corte constitucional se demuestra no solo que los colombianos no leemos (más allá del titular mal hecho de un medio de comunicación, que dicho sea de paso deberían empezar a responsabilizarse, pero pues no es el momento de tratar ese tema aquí) sino que tampoco nos interesa leer crítica y objetivamente, es decir ni el esfuerzo hacemos, estamos tan sesgados de entrada con las migajas que “ojeamos” de los titulares de internet que satanizamos las instituciones, en este caso le tocó a la Corte Constitucional.
Sin ningún argumento más allá de la indignación, menospreciamos nuestra herencia ese tesoro legado que nos dejó la constitución de 1991 sólo por cumplir con su función que es salvaguardar la constitución y hacer primar la ley, defender las libertades, pero como si esto fuera poco (que ya de entrada debería ser bastante grave que no leemos y que seamos bobos útiles de titulares amarillistas) este lamentable hecho me permitió entender un poco el concepto que como padres tenemos de la crianza de nuestros hijos, hecho que vislumbra un futuro no muy esperanzador para las generaciones que vienen detrás y es que la crianza los padres se la hemos cedido al computador, al internet, a la Tablet, a la corte constitucional, a los colegios y hasta al presidente de la república. Porque nuestros hijos se “nos están saliendo de control” como me comento un angustiado padre en Facebook y porque culpar a la corte constitucional por ponderar los derechos de una joven menor de edad es más fácil que darle las herramientas a nuestros hijos para que entiendan que tener sexo en el salón de clase está mal, que así no los expulsen eso no se debe hacer y que en una sociedad donde a diario se trafica con la intimidad de las personas una decisión mal tomada puede cambiarles la vida completamente.
Bendito sea Dios que sólo tenemos nuestras redes sociales para mostrarle a la corte constitucional nuestro repudio porque si tuviéramos antorchas y hogueras otro cuento estaríamos echando.
Pd: La sentencia de la corte es la número T-364 de 2018, tomémonos el tiempo de leerla y de paso dedicarle tiempo a nuestros hijos, no cedamos más espacios. La corte no está para enseñar moral y mucho menos para llenar los espacios que evidentemente hemos dejado no solo como padres sino como sociedad.
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