Fallece la mujer que se convirtió en el símbolo de la lucha contra los conductores ebrios

Murió de cáncer en Guatemala la venezolana Jacqui Saburido, conocida por muchos en el mundo por ser literalmente el rostro que representa las consecuencias de los accidentes de tránsito por culpa de los irresponsables que al volante se encuentran alicorados.

Saburido sufrió un trágico accidente que por poco le cuesta la vida, en 1999 en las calles del estado de Texas, en Estados Unidos, en ese entonces tenía 20 años y un joven, que en ese tiempo tenía 18 años se encontraba en estado de alicoramiento, por eso, chocó su auto contra el vehículo en el que iba la mujer. Las dos personas que viajaban con ella murieron instantáneamente.

Pero, el accidente además contó con tan mala suerte de que, no solo fuese ese choque sino que también, el auto donde viajaba Jacqui se incendió, causándole quemaduras en el 60% de su cuerpo, según El Periódico de Guatemala.

Saburido necesitó más de 100 cirugías en rostro y manos, un procedimiento que le costaron 5 millones de dólares y de los cuales estuvo muy apurada para pagar pues, en el momento del accidente la mujer se encontraba de visita en el país norteamericano y no contaba con seguro médico, según CNN.

Después de esta dura situación, esta Jacqui se vinculó al Departamento de Transporte de Texas para generar consciencia en los conductores y sensibilizarlos sobre los peligros y terribles consecuencias que puede traer el hecho de conducir bajo la influencia de cualquier sustancia que pueda alterar los sentidos, y ella es un vivo ejemplo de esto, pues, sin quererlo y sin buscarlo se convirtió en una sobreviviente.

No solo por el hecho de que cientos de medios de comunicación en todo el mundo mostraran fotografías donde se ve el rostro de la mujer es que esta se convirtió en un símbolo sino porque, en vez de quedarse como una víctima quiso transformar su realidad y la de otros.

Es por ello que, Jacqui en una entrevista con la famosa Oprah Winfrey dijo que  “incluso si ello requiere que yo me siente frente a una cámara, sin orejas, nariz, cejas ni cabello, lo haré mil veces si ayuda a que alguien tome la decisión correcta”.

El conductor que manejaba ebrio aquel trágico día de 1999 fue puesto en la cárcel, donde pagó una condena de ocho años y fue dejado en libertad en 2008, de acuerdo con CNN.

Jacqui por su parte se convirtió en un símbolo y un ícono de la lucha contra la irresponsabilidad de conducir bajo sustancias y cumplió 40 años antes de fallecer, según relata el medio mexicana Debate.