"Quiero agradecerle a la gobernadora, mirándola a los ojos para que vea que todo salió bien con mi vista": Yastefi

Sujetada del brazo de su mamá y contemplando con su ojo derecho todas las cosas del paisaje que estuvo a punto de dejar de ver hace algunos meses atrás a causa de una afección ocular, Yastefi camina despacio para ir a tomar un café.  

Luce contenta y esperanzada: mucho más que aquella desafortunada vez en que se enteró que si no era operada en menos de diez días, dejaría de ver para siempre las imágenes del mundo.

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Observando el humo del tinto elevarse por fuera del envase de cartón, Rosiris, su madre, regala una mirada cariñosa a su hija. Luego, añade azúcar al café que Yastefi se va a tomar lentamente mientras cuenta cómo se siente.

"Gracias", le dice Yastefi a su mamá y le mira con dulzura el rostro que pudo no volver a ver jamás.

Después de la cirugía en su ojo derecho, Yastefi cuenta que ha seguido al pie de la letra cada requisito de los médicos. 

"Con los días avanzado, mi vista va mejorando mucho más. Ya puedo reconocer varias cosas. Aún no puedo salir sola, pero ya realizo bastantes acciones por mí misma, como cocinar  o ir al baño", explica sonriendo como solo  los agradecidos por algo saben hacerlo.  

Por todo lo que hiceron por ella, Yastefi da las gracias. Comienza con Dios, sus padres, los médicos de la Clínica Oftalmológica del Caribe que asumieron gratuitamente sus gastos y con la gobernadora del Magdalena, Rosa Cotes, que desde el comienzo ha estado apoyándola para que nada le falte; pero también agradece especialmente a Carlos Esteban Vélez, Luis Escaf,  y todo el personal, desde los administrativos hasta las aseadoras y vigilantes, sus amigos de la Clínica, y finaliza con los medios de comunicación y cada persona que aportó con mensajes de aliento en esos momentos de profunda tristeza, miedo y desesperación por un destino invidente.

"Me gustaría reunirme con la Gobernadora, porque cuando me acompañó se pasó toda la mañana conmigo en pleno aguacero en Barranquilla. Quiero agradecerle personalmente y viendola a los ojos para que ella vea que todo ha salido super bien con mi vista", dice Yastefi.

Pero no todo es color de rosa, o fucsia como el favorito de Yastefi. Y es que a pesar de las buenas noticias que narra, su lucha por volver a como era antes, continúa. Su ojo izquierdo, el más afectado, no fue intervenido debido a las instrucciones médicas.

"Me mandaron diez ampollas que valen 2 millones de pesos y que debo utilizar durante 10 días. Sirven para darle mejoría a mis ojos. Debí empezar hace dos días el tratamiento, pero no he podido porque no tenemos ese dinero", explica Yastefi un poco tímida ahora.

La esperanza es lo último que se pierde, es lo que suele decir la gente para sacar fuerzas ante la adversidad. Y Yastefi lo sabe. Por eso aguarda con la misma fe y fortaleza de la primera vez una respuesta positiva para enero, el mes en que espera ser operada.

Simón, su padre, ingresa al café a reunirse con Yastefi y su esposa. Frota sus manos sobre los hombros de ellas: ambas le sonríen y su hija le ofrece un sorbo del café que todavía no se termina.

Al final de la entrevista con Seguimiento.co, Yastefi cuenta que ella no se rinde, de manera que ha empezado a buscar por su propia cuenta el dinero para operarse vendiendo postres, sombrillas y cualquier cosa que le sirva para generar ingresos y reunir el monto de su operación.