La prueba reina del Manicomio de la dotación en Santa Marta

Imagínate solo por un momento que eres un empleado de planta en la Alcaldía de Santa Marta. Supongamos que te ganas mensual menos de dos salarios mínimos (un milloncito ponle). ¿Cómo te cae si yo, como alcalde de Santa Marta, te digo más o menos para las fiestas decembrinas que la dotación que NO has recibido en el año -a la que tienes derecho por Ley- te la voy a entregar en un bono de un millón 700 mil barras, mucho más de lo que te ganas al mes?

¡Bueno!, así de contentos se pusieron a finales de noviembre 1.643 empleados de la Alcaldía, entre docentes y funcionarios de despacho, que recibieron, cada uno, un bono por $1.722.000 para gastárselos en ropa en un establecimiento comercial definido por la Alcaldía mediante una licitación pública, adjudicada a una empresa llamada ‘El Manicomio’.

Pero esa felicidad duró muy poco, pues cuando los empleados de la Alcaldía, uno a uno, fueron visitando el dichoso establecimiento –ubicado en la zona del mercado público de la ciudad- se encontraron con un montón de ropa de almacén popular, pero a precios de diseñador en un lujoso centro comercial.

A los 4 gatos que me leen y no conocen la historia, se las pongo así: imagínense un almacén de los agáchates en la Campo Serrano de Santa Marta, o si eres cachaco, un almacén de ropa popular en San Victorino, pero a la hora de pagar, te cobran a precio de Levis, Caterpillar o Diesel (Si no me crees, haz clic aquí).

Literalmente, muchos empleados de la Alcaldía se sintieron tumbados: jeanes de aparente calidad corriente a $200 mil, brasieres color neón a $120 mil (¡Ni en Leonisa, como me dijeron algunas empleadas que denunciaron!), y –para completar el desorden de este contrato- ropa para el niño, o los panty que usted quiera elegir, ¡como si eso hiciera parte de la dotación!

En un trabajo investigativo para Seguimiento.co nos dimos a la tarea de presentarnos en el almacén y comprobar la irregularidad. Sáquenle 5 minutos a esta nota y se enteran.

En ese recorrido, burlamos por algunos segundos a la vendedora que –entre sospecha y esperanza por la ropita para ella que le prometimos- vigilaba cada uno de nuestros pasos, pero al final logramos dispararle una foto a un jean marca  Bysen que vendían en el Manicomio del Mercado de Santa Marta, a un precio de $200 mil (¡200 mil!, ojo al valor y ya te cuento por qué).  

Ese mismo Jean terminamos buscándolo en Sincelejo, ciudad originaria de donde es la empresa contratista que vendió los más de 845 millones en ropa a los empleados de la Alcaldía. En el pleno corazón de la capital de Sucre, el centro de la ciudad.

En ese almacén, una casota con aires de colonial, el dueño del Manicomio –que fue candidato a la Alcaldía y que protagonizó su escándalo con el polémico Yahir Acuña- nos atendió personalmente y, al igual que la vendedora en Santa Marta, sospechó que algo nos tramábamos. Pero logramos encontrarlo…

¡La misma marca Bysen en un jean -con correa incluida- y de hasta mejor calidad al que vendieron a los empleados de la Alcaldía de Santa Marta!, pero en Sincelejo, abierto al público y sin contrato público ni negocio político de por medio, cuesta $80 mil... ¿Quién me explica de dónde sale la diferencia de 120 mil pesos? 

Las imágenes hablan más que mil palabras. Lo único que concluyo es que en mi sufrido departamento hubo una vez un gobernador que se le dio por inflar los precios de unos kit escolares y terminó destituido e inhabilitado por corrupto. ¿Cómo le llamamos a esto?

P.D.  A raíz de las publicaciones, la Oficina de Transparencia de la Presidencia se interesó en el caso y nos envió este oficio de notificación. ¿Se quedará en bulla, o los tres mosqueteros anticorrupción sí harán algo? Amanecerá y veremos.  

P.D.2. Si usted es un ente de control, curioso interesado o alguno de los 4 gatos que me lee y se le da por ir a comprar en el Manicomio de Santa Marta, ¡no se esfuerce!, que como buen contrato navideño, el contrato está celebrado y el local ya no existe.