Un año sin Yuliana Samboní: así ha sido la vida de su familia

Hace un año, la vida cambió para la familia Samboní. El 4 de diciembre de 2016, Rafael Uribe Noguera, secuestró, abusó y asesinó a la pequeña Yuliana, de tan solo siete años. La menor, junto a sus padres, había salido cuatro años antes a Bogotá, con el fin de buscar un mejor futuro. Residían en el barrio Bosque Calderón, en la falda de los Cerros Orientales.

Hasta el lugar, llegó Uribe Noguera para raptar a la niña, y posteriormente cometer los vejámenes. Después del hecho, los padres de Yuliana y muchos caucanos más que también vivían en el mismo sector, decidieron retornar a El Tambo, su municipio de origen.

Nelly, madre de Yuliana, que estaba en cinta cuando su hija fue asesinada, tuvo que atravesar un embarazo tortuoso. En algún momento sintió que el niño se venía antes de tiempo. Y luego siguió el proceso en medio de los problemas sicológicos que le causó la muerte de la niña, que la sumieron en un pozo de angustia del que apenas ahora, ya con algo de calma, empieza a salir, informa la revista Semana.

El mismo medio detalla que nada ha cambiado. Lo que sigue igual es la brega por conseguir el pan. Los padres y los dos hermanos de Yuliana viven en una casa humilde en El Tambo. Nelly se dedica a cuidar a los pequeños, mientras Juvencio, busca trabajo. Un año después del regreso, apenas ha conseguido que lo llamen de vez en cuando para jornalear en alguna finca por un par de días, después de los cuales vuelve a quedar desempleado.

Aunque Juvencio no desea regresar a Bogotá, le tocó hacerlo un par de veces este año. Primero para recoger el trasteo que habían dejado en la casa de una sola habitación que habían arrendado y posteriormente, viajó para estar presente en la audiencia en la que Rafael Uribe Noguera fue condenado a 52 años de prisión. Ese día dijo que no estaba conforme con la pena porque quería la máxima que se puede imponer en Colombia: 60 años. No obstante, el pasado 2 de noviembre, un juez aumentó la pena contra el hombre, a 58 años.

La familia sigue a la espera de una indemnización que no llega. Una casa, un lote y un trabajo para la estabilidad económica del hogar, son algunos de los compromisos que no les han cumplido.