Niño de 3 años fue operado en Cafesalud y le dejaron una gasa que se pudrió en su garganta

En las últimas 2 semanas, Rocío Castilla, mamá de un niño de apenas 3 años de edad, salió de un infierno que –según ella– por poco le arrebata a su propio hijo, por cuenta de un presunto mal procedimiento médico en la clínica de Cafesalud, en Santa Marta.

El calvario de esta mujer comenzó el 15 de diciembre, cuando Castilla llevó a su hijo para un procedimiento quirúrgico en la clínica Cafesalud, ubicada en la avenida del Libertador, pues al menor le iban a extraer las amígdalas y las adenoides.

El menor fue intervenido por la otorrino Diana Lascarro Gutiérrez, cirujana principal; por Maribel Luz Bustamante Quinto, Instrumentadora, y Rafael Antonio Velásquez, anestesiólogo.

“A mi hijo le dan la salida y desde ese día empezó a estar mal. Yo me lo traje para la casa y el 17 de diciembre (2 días después) mi hijo sigue mal, con fiebre, botando un mal olor, una materia por la naricita, cada día estaba peor. El 17 yo lo llevé de urgencia, le mandaron antibióticos y nuevamente me lo enviaron para la casa”, relata la mujer, quien asegura que por esos días vivió momentos de angustia, pues no sabía que le pasaba al niño de 3 años.

Según Castilla, además de la fiebre, le preocupaba mucho el hecho de que su hijo con los días emanaba un mal olor de su boca.

“El día 20 le dan cita con la misma otorrino. Ella (Diana Lascarro) lo ve y dice que el niño está bien, que eso es parte de la cirugía”, dice.

La denunciante asegura que le preguntó a la doctora qué era “algo blanco que se le veía en la garganta”, a lo que –según Castilla– la doctora respondió “en una forma bastante arrogante, que eso era normal, que ella era la especialista”.

Fue así que la mujer se regresó con su hijo nuevamente a la casa, pero el 26 de diciembre, casi una semana después, la situación era tan incontrolable, que Rocío volvió a llevar a su hijo a la emergencia. Esta vez lo dejaron en observación mientras le asignaban una cita con un otorrino pediatra.

“A él le consiguen una cita con el otorrino Rebollo, para el día 27 (de diciembre) a las 2 p.m.. Mientras tanto lo dejaron en observación. (ese día) a la 1:30, yo voy subiendo con mi esposo y mi hijo al sexto piso, cuando llegamos a esperar al médico, el niño comienza a ahogarse, mi esposo y yo estábamos desesperados y comenzamos a darle golpecitos en la espalda y mi hijo expulsó una gasa”.

Según Rocío, al parecer esa era la razón por la que tanto había sufrido su “bebé de 3 años”: una gasa que se le fue pudriendo en la garganta.

“Mi hijo estaba prácticamente podrido, a él se le acercaban las moscas por el mal olor, y de la nariz le salía una materia de mal olor, gracias a Dios no fue algo que lamentar”, dice Rocío.

Consciente del peligro al que estuvo expuesto su hijo, la mujer entabló una denuncia ante la Fiscalía porque, según ella, “esta doctora no puede seguir operando niños. Ella ni siquiera es una otorrino pediatra”.